“Un bosque pulenta”, de Fabián Casas
Edición Impresa | 13 de Julio de 2025 | 04:24

Correr con la banda, frotarse en secreto, soñar con radios rotas y organizar guerras callejeras: en el Boedo de los setenta, la infancia es un campo de batalla. Todo esto se halla en el cuento ‘Un bosque pulenta’ del libro ‘Los Lemmings y otros’.
El narrador y Máximo, su amigo maestro, construyen una amistad a base de descubrimientos sexuales precoces, insultos que fascinan (“pulenta”), robos épicos y planes delirantes. Máximo es un chico marcado por la pobreza y la violencia que, lejos de victimizarse, se vuelve un pequeño líder carismático, un imán para los demás pibes.
A través de anécdotas que oscilan entre lo tierno y lo brutal —la media de la madre, los planes para envenenar gatos, las peleas con bandas rivales—, Casas retrata un universo donde el límite entre el juego y el crimen se desdibuja, y donde crecer es un acto de supervivencia. Entre taxis que se pierden en la noche y peleas que amenazan con tornarse mortales, la figura de Máximo se eleva como un héroe barrial, capaz de transformar la miseria en mitología.
En este relato que es puro vértigo, Boedo se convierte en un reino con sus propias reglas, y la frase “Boedo queda donde estemos nosotros” revela que, para estos chicos, la pertenencia es la única patria posible.
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