El sexo después de los 80: el secreto íntimo de Cormillot que reaviva un tema que pocos hablan y todos quieren saber
| 9 de Agosto de 2025 | 19:17

Durante décadas, la sexualidad en la vejez fue un tema silenciado, asociado a prejuicios y estereotipos que la reducían a una etapa sin deseo ni intimidad. Sin embargo, investigaciones recientes y el testimonio de adultos mayores muestran que la vida sexual puede mantenerse —y transformarse— incluso después de los 80 años.
En las últimas horas, Alberto Cormillot, concedió una entrevista en la que repasó algunos aspectos de su vida personal, incluyendo un tema en particular: el sexo después de los 80 años.
El médico aseguró que sigue disfrutando de la sexualidad: “Mi vida sexual no cambió en todos estos años. Sigue siendo la misma, sigue activa. Esto de poner límites es una manifestación de viejismo. Mi papá murió a los 95 y tuvo vida sexual hasta que falleció”.
En cuanto a su intimidad y frecuencia con su esposa, Estefanía Pasquini, el médico aseguró: “Más de una vez por semana, seguro. A veces dos, tres veces. No todos los días, depende del estado de ánimo y del momento. Pero sí, mucho más de una vez por semana".
Tras esta respuesta, se le consultó sobre hasta qué edad se imagina siendo sexualmente activo, Cormillot contestó: “Hasta que me dé el cuerpo, me imagino siendo como mi papá. No me puse límites mentales. Yo dejo que me los ponga el cuerpo”.
El sexo después de los 80 años
Especialistas en gerontología y sexología coinciden en que, más allá de los cambios físicos y de salud que pueden presentarse con el paso del tiempo, el deseo sexual y la necesidad de contacto afectivo no desaparecen. “Lo que cambia es el modo en que se vive la sexualidad. Hay más espacio para la ternura, la intimidad prolongada y la exploración sin apuros”, explicó a este medio la sexóloga clínica Mariana Sosa.
Los estudios señalan que una vida sexual activa en edades avanzadas tiene múltiples beneficios: mejora la calidad del sueño, reduce el estrés, fortalece el sistema inmunológico y refuerza el sentido de vitalidad. Además, el contacto físico contribuye a disminuir sentimientos de soledad, un factor de riesgo para la salud mental en esta etapa de la vida.
Sin embargo, persisten barreras culturales y de información. Según un informe de la Sociedad Argentina de Geriatría y Gerontología, el 68% de las personas mayores de 75 años considera que la sociedad “no acepta” que los adultos mayores tengan vida sexual. Esto lleva a muchos a ocultar o reprimir sus deseos por temor a la desaprobación.
En el plano médico, los especialistas recomiendan consultas periódicas para abordar de forma segura cualquier práctica sexual. Existen tratamientos para la disfunción eréctil, la sequedad vaginal y otros cambios naturales del cuerpo, así como adaptaciones de posturas o técnicas que permiten continuar disfrutando del placer sin dolor ni incomodidad.
“Envejecer no significa dejar de desear o de disfrutar”, subrayó Sosa. “La sexualidad es parte de la salud integral, y debería hablarse con la misma naturalidad que la alimentación o la actividad física, incluso después de los 80”.
El desafío, coinciden expertos y referentes del sector, es derribar tabúes y garantizar el derecho a una vida sexual plena y segura en todas las edades.
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