La esposa de Domínguez, como una hincha más

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El micro llegó a la esquina de 1 y 53 a las 19:20 cuando la zona ya estaba cargada de gente, banderas y mucha pirotecnia. Tardò casi media hora en llegar hasta el estadio lo que generó una demora en todo sentido, ya que no se abrieron las puertas de 115 hasta que los jugadores estuviesen en el vestuario.

El camino estuvo plagado de color y pasión. Hasta el chofer que manejaba tuvo tiempo de sacar el celular de su bolsillo y filmar, total en muchos momentos el ómnibus no pudo avanzar porque había tanta gente por delante que se le hacía imposible.

Lo más curioso fue que la esposa de Eduardo Domínguez, Brenda Bianchi (hija del Virrey) estuvo junto a sus hijos en el recorrido, con camisetas del Pincha y con una emoción que verdaderamente llamó la atención y generó la empatía de los presentes. Cuando el Barba la localizó se generó un momento de sonrisas de un lado y otro.

Muchos exjugadores, dirigentes y allegados al plantel estuvieron ene l recorrido. Hinchas de todas las filiales y agrupaciones acompañaron el recorrido.

Otro detalle fue la gran cantidad de hinchas de Peñarol que estuvieron presentes. No menos de 50 que llegaron desde Montevideo para acompañar a sus “amigos” de Estudiantes en un desafío por demás complejo y con al sabor de la Copa Libertadores. Está claro que el Manya es copero por excelencia.

Piedras al micro de dirigentes del Flamengo

La perla negra de la previa del partido fue que el micro de Flamengo que transportaba a los dirigentes sufrió un piedrazo en una de sus ventanillas. No se registró ningún herido pero sin dudas un hecho para lamentar y que le traerá a Estudiantes una demanda económica importante. Aquí falló el Operativo ya que quedó muy solo justo en el medio de los hinchas del Pincha.

Si bien el estadio está habilitado para 32 mil personas, pudieron haber ingresado más a UNO ya que en cada sector se vio como no cabía ni una sola alfiler. Fue una noche de auténtica Copa Libertadores.

Para las 21 horas el estadio estaba casi completo y solo el medio de la tribuna de 57, en donde se ubica la barra, el resto ya mostraba señales de “entradas agotadas”.

El clima fue de “guerra” desde la previa. Cánticos para empujar a los jugadores para adelante a pesar de la adversidad que significaba enfrentar al plantel más caro de Sudamérica.

 

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