Transformers 2 - La venganza de los caídos de Michael Bay
| 16 de Julio de 2009 | 00:00

La primera había gustado. Estaba siempre al borde del abismo pero lograba no caer. Los robots ahí, dando vueltas por los edificios estaban bien. Shia LaBeouf se hacían cargo del protagonista joven y gracioso. Los planos contrapicado y el montaje que prestaba a la confusión tenían su razón de ser. Por lo menos habíamos visto Transformers, la película que habíamos esperado desde niños y no era una vergüenza mala.
Pero en esta secuela todo se derrumbó. Se dice que al guión lo fueron redondeando después de haber filmado las escenas con actores reales, mientras terminaban los efectos digitales. Es más, se anunciaba como una virtud de la nueva tecnología. ¿Por eso y por la inclusión como guionista de Ehren Kruger (La llave maestra, La llamada) será que los caprichos argumentales recorren todos los Plot Points de la historia? Las escenas y acciones se repiten hasta el hartazgo. Para generar humor se recurre al chiste bajo y viejo de la intoxicación de drogas por alguien que no consume. Nos bombardean nuevamente con la teoría de “el elegido” (¿la gracia de saber que alguien es el único que puede salvar al mundo obligadamente desde el argumento es avisarnos que todo va a salir bien y nadie va a morir? ¿Es para que no nos sorprendamos, para no intuir posibles tramas, para no pensar más allá de la película?)
Ni hablar de la facista actuación de los militares estadounidenses que actúan por sus propios medios sin pedir permiso al gobierno y disparan un arma de destrucción masiva hacia las pirámides de Egipto porque un carnicero simpático los convence. Tal vez por eso hay una referencia a Bad Boys 2, otra Facha Bay.
A pesar de que le dieron más importancia a la acción y los efectos llega a ser aburrida y uno quiere que termine antes de tiempo. Es más, los efectos mismos empiezan a flaquear de tanto despilfarro. De esta manera se desperdicia un buen personaje como Devastator.
Yo mejor vuelvo a mis cartas de Transformers a jugar un solitario, una lástima.
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