El desesperado grito de Fernando Gago

Ni bien entró en lugar de Banega, el volante de Boca sufrió una grave lesión, y salió

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La participación de Fernando Gago en el partido de anoche en la Bombonera, bien se puede corresponder con el resumen de la Selección nacional, a la que frente a Perú no le salió nada de nada, o todo mal para decirlo desde otro costado. Cuando el segundo tiempo ganaba minutos, y el gol no se podía gritar, Jorge Sampaoli buscó modificar el cuadro de situación con el ingreso del mediocampista de Boca Juniors, quien desplazó a Ever Banega.

A los 14 minutos entró Gago a la cancha, y cuando buscaba su mejor posición, la forma de imponer su toque de la pelota, recibió una salida desde el fondo, buscó asistir rápidamente a Rigoni... Y lo peor: la pierna derecha se le desplazó, la rodilla se le dobló para adentro. Los gestos que hizo mirando el banco de los suplentes, la zona donde caminaba de un lado para el otro Sampaoli, fueron contundentes.

Cuatro minutos habían pasado, cuando la desesperación lo invadió, y fue contagioso porque su dolor fue el de todo un país. Salió de la cancha, lo atendió el cuerpo médico, y contra las indicaciones de los profesionales, Gago le pidió a los gritos al médico: “Dejame jugar, no importa”, y volvió en busca de lo imposible.

El parte médico oficial dio cuenta anoche que el volante Fernando Gago sufrió la ruptura del ligamento cruzado anterior y del ligamento lateral interno de la rodilla derecha

Un par de minutos, y afuera definitivamente. Los médicos recomendaron su reemplazo, que llegó a los 20 minutos, cuando entró Enzo Pérez, y lo que le confesó a Messi antes de retirarse fue contundente: “Me rompí los cruzados”. Y punto final para Gago en esta Eliminatoria, y los estudios médicos que se le realizarán van a establecer hasta cuándo tampoco podrá jugar para Boca, su equipo.

Increíble la maldición que parece hacerle marca personal a Gago, quien cuando mejor está jugando es víctima de uno y otro episodio desgraciado adentro de la cancha. Sería largo el repaso de las situaciones por las cuales pasó, con la rotura del tendón de Aquiles haciendo punta.

En este caso, volvía a la Selección para este partido histórico frente a Perú después de dos años, ya que la última vez que se había puesto la camiseta celeste y blanca se remontaba al 8 septiembre de 2015, en un partido de carácter amistoso contra México, pocos días antes de que se jugara el superclásico ante River Plate y que se rompiera por primera vez el tendón de Aquiles.

Angel Di María fue otro que “no dio pie con bola”, y en este caso se trató de una especie de continuación, porque su recorrido con la camiseta de la Selección nada tiene que ver con lo que ha sido y es su trayectoria en las grandes Ligas de Europa.

Esta vez, el zurdo rosarino se movió por la derecha, buscando el enganche para quedar de frente con el arco, pero sumó poquito, levantó la pelota desde posición muy favorable antes de que el partido llegara a la frontera de la primera media hora, y no salió para jugar el segundo tiempo.

 

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