La Santa Sede contabiliza un promedio de 600 denuncias por año

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Desde que estallara el caso de abusos sexuales en la diócesis de Boston en 2001 -retratado de manera brillante por la oscarizada “Spotlight”-, las denuncias contra sacerdotes y religiosos se extendieron como reguero de pólvora. Según los datos de la propia Santa Sede a los que tuvo acceso el portal eldiario.es (y reflejó en un informe en 2016), en la última década superaron los 6.000, a un promedio de unos 600 casos por año.

Desde 2004 -año en que se recibieron casi 800 denuncias- a la actualidad, la maquinaria canónica procesó miles de causas, y 848 curas fueron expulsados del sacerdocio, “reducidos al estado laical”, según datos de la Comisión Pontificia para la Tutela de Menores, creada por el papa Francisco y que intenta coordinar la respuesta de la Iglesia frente a este flagelo. Algo más de la mitad de las denuncias llega a juicio por la vía canónica y unos tres de cada cuatro concluyen con la condena del acusado. Al margen del proceso religioso bajo las leyes canónicas del Estado vaticano, hay casos que se encaminan por la vía civil en cada país.

De las casi 6.000 denuncias presentadas ante la Santa Sede, entre 2004 y 2013, la Congregación para la Doctrina de la Fe estudió “3.420 casos creíbles de abusos a menores de 18 años”. Es decir, la mitad de las presentadas. En 2004 se registraron muchas más demandas que en los años siguientes, porque recogía conductas delictivas cometidas desde 1950. Los sacerdotes no expulsados recibieron distintas penas, desde una sanción temporal a un traslado, o evitar su trato con menores.

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