Déficit de anestesistas

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La renovada ola de violencia contra médicos, enfermeros e instalaciones, que tuvo como mayor expresión reciente el ataque contra un hospital de San Francisco Solano, suele tener como disparador el estallido de pacientes o familiares “disconformes” con la atención recibida o las demoras para acceder a ella.

Es lo que acaba de ocurrir en el Hospital Rossi platense, que experimenta un persistente déficit en materia de anestesistas.

“La cantidad adecuada serían dieciséis, y actualmente contamos con ocho efectivos, más algunos residentes avanzados, para atender cinco quirófanos” precisa María González Arzac, directora asociada del centro asistencial: “existe desde hace meses una dificultad inusual para conseguir reemplazantes de personal jubilado, enfermo o con licencia por maternidad”.

“El ministerio de Salud nos confirmó la disponibilidad de seis puestos, pero no encontramos la gente” aclara la profesional: “hay una crisis en el recambio generacional, a los jóvenes no los seduce tanto trabajar en el hospital público”.

Hace tres o cuatro años que el Rossi no funciona a pleno. “Primero fueron problemas con la infraestructura y el equipamiento, que se fueron corrigiendo”, sintetiza González Arzac: “ahora pasan por los recursos humanos”.

 

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