Video: los estorninos se mudaron a la zona de las plazas Islas Malvinas y Moreno
Edición Impresa | 29 de Enero de 2018 | 05:59

El Sturnus vulgaris, conocido popularmente como estornino, ya demostró que no es un ave de paso en esta Región y, pese a distintas medidas que se tomaron como por ejemplo podar drásticamente los árboles de la avenida 13 para que no aniden en la zona comprendida por las calles 45 y 50, el danzarín negruzco de los atardeceres se mudó a la zona de 18 y 48, a las cercanías de la Catedral y en las inmediaciones de diagonal 80 y 46.
Con un un canto que es casi ensordecedor y la particularidad de sus heces que se precipitan como una lluvia blanca y pestilente sobre autos y veredas, los vecinos de la calle 18 no tardaron en darse cuenta de la presencia de los estorninos.
“Al atardecer vuelan de una manera que uno se queda como extasiado mirándolos, pero lo malo es el olor que dejan sus desechos porque se encuentran por todas partes y ensucian patios y veredas”, apuntó Macarena, vecina de 18 y 47.
En esa cuadra decenas de estorninos tomaron un edificio que se construyó en la manos de los números pares y se los ve como cordones negros parados en el tanque de agua y alineados en el último piso.
No fueron pocos los que vieron grandes grupos de estorninos en la zona de 46 entre diagonal 80 y 4, donde han generado distintos inconvenientes a los vecinos de la zona de la Estación de Trenes.
De acuerdo a lo que consignan los especialistas, el estornino es un ave que, con poco más de dos décadas y media en el país, ya es considerada una plaga.
Originaria de Europa y Asia, se cree que llegó al país a fines de los años 80 de la mano de vendedores de animales exóticos quienes, al no poder ubicar los casales en el mercado, los liberaron.
Las primeras parejas fueron avistadas en la localidad bonaerense de Bernal. Hoy se extienden las bandadas por toda la llanura pampeana. Y esto fue posible gracias a su capacidad reproductiva - pueden duplicar su población año tras año -. Por la ausencia de predadores naturales puede competir y ganarles el espacio a las especies autóctonas. Además se adapta a comer casi de todo, desde insectos hasta alimento balanceado, basura, granos y gramíneas.
Un estudio realizado por la facultad de Ciencias Naturales reveló que durante el día los estorninos se dispersan en grupos para alimentarse y por la noche se reúnen en los denominados “dormideros”, árboles con follaje denso en las ciudades, y preferentemente eligen palmeras, pinos, cipreses y plátanos. Forman grupos muy numerosos que producen ruidos molestos y suciedad.
Suelen nidificar en las cavidades de árboles generadas por degradación natural o construidas por otras aves como los carpinteros, compitiendo por estos espacios con las especies nativas, pero también utilizan techos de viviendas, luminarias y cajas - nido.
Desde la División Zoología Vertebrados del Museo de La Plata, se indicó que “la presencia de estas aves en lugares céntricos de la ciudad, se debe a un microclima con temperaturas más altas, a la protección contra el viento y a una menor exposición a los predadores con respecto a las zonas rurales, que es donde se alimenta esta especie”.
En su momento la Dirección de Flora y Fauna informó que “la mitad de su dieta se integra con insectos, pero aprovechan además todo tipo de recursos alimentarios: granos, basura, frutales, leguminosas, gramíneas. Cuando detectan un feedlot o un tambo se precipitan sobre los alimentos y todo parece cubrirse con un inmenso manto negro. Al retirarse, lo negro se transforma en blanco porque dejan comederos, pisos y vallados cubiertos con sus heces”.
En lugares como los Estados Unidos, donde fueron introducidos a fines del siglo XIX, se optó por dejar de perseguirlos y, simplemente, se aplican medidas paliativas para reducir las pérdidas en el sector agropecuario, que se cuentan en millones de dólares.
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