El chileno Tobar llevó el partido con mucha altura

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Después de muchas ediciones este Boca-River no será recordado por las sanciones (a favor o en contra de los árbitros). El chileno Roberto Tobar tuvo un desempeño a la altura de las circunstancias, con mucha personalidad y clase para pitar cada jugada.

No hubo una sola polémica. Wanchope Ábila reclamó un penal en el segundo tiempo que no existió y lo mismo había ocurrido en el primero con una jugada que tuvo como protagonista a Jonatan Maidana.

No quedaron dudas de la amonestación de Rafael Santos Borré, el único de los 10 jugadores “en capilla” que se perderá la final revancha en el estadio Monumental. Fue tan obvia la falta que ni siquiera hubo protesta. Es más, hasta bien pudo echarlo por sus gestos. Pero daba lo mismo para lo que se viene.

Correcto en cada falta, siempre muy cerca de las jugadas y muy pero muy bien secundado por sus asistentes. Fue una final atípica y sin correlato con las semifinales. Ni siquiera hubo necesidad de la utilización del VAR, un elemento tan comentado en los últimos meses en el fútbol sudamericano. Muy bien por el chileno.

 

 

 

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