Y un día, los más pibes se hicieron hombres

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Sólida labor tuvieron ayer tanto Germán Guiffrey como Manuel Guanini.

A uno le tocó ingresar desde el inicio por la lesión inesperada de Gonzalo Piovi, referente en poco tiempo de la zaga central mens sana.

El otro, por su parte, tuvo que entrar por otro experimentado, con más de 200 partidos en el Lobo, como Maximiliano Coronel.

Pese a esto, a ninguno de los le pesó el encuentro de semifinal, nada más, ni nada menos que frente a River.

Tuvieron que luchar contra la potencia y la jerarquía de Pratto, contra las complicadas gambetas de Gonzalo Martínez y por los intentos casi desesperados sobre el cierre, de un Millonario al que le costó generarle con peligro real al arco de un Alexis Martín Arias que creció con el correr del partido.

Además, y por si fuera poco, patearon el cuarto y quinto penal en la serie definitoria; y ambos convirtieron.

Pedro Troglio siempre manifestó que el clima no era el ideal para crecer dentro de un campo de juego. Peleando en la zona baja y con equivocaciones que pueden costar muchísimo. Sin embargo, nombres como Guiffrey, Guanini, Melluso y Comba ( sobre todo estos últimos dos) han demostrado virtudes como para seguir por este camino, y seguirlos de cerca.

La noche de Mar del Plata fue toda alegría para un Lobo que deberá poner la cabeza nuevamente en River por Superliga, pero que estará mirando de reojo a Rosario Central, quien ya lo espera en la final de la Copa Argentina. Y esto se dio, entre muchas cosas, porque los pibes mostraron madurez y dan pasos serios hacia la madurez,

 

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