Una noche como las de antes, como las que nos han robado

La inigualable sensación de ver dos hinchadas, una detrás de cada arco y que el duelo quede sólo en cánticos

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MAR DEL PLATA
Enviados Especiales

Por WALTER EPÍSCOPO
wepiscopo@eldia.com

Cuánto nos han robado los dirigentes del fútbol argentino en estos años. Ya nos hemos acostumbrado a ir a la cancha y ver solo una parcialidad. Y para los pibes de hoy parece raro eso, ver que se crucen cánticos de una cabecera a la otra. Anoche fue una fiesta en el “Minella” y volvimos a tener esa linda sensación del colorido bien entendido, en un estadio colmado.

El Triperio volvió a dar muestras de su apoyo y fidelidad. Qué importaban esas tres caídas del torneo? La gente se organizo y dijo presente como lo hizo en toda la Copa Argentina. Esta vez ir a Mar del Plata fue tentador, por distancia y además el clima ayudó a disfrutar de esa maravillosa Ciudad y sus playas.

La cabecera Sur de un estadio que tantas veces fue testigo de grandes movilizaciones, anoche recibió en un día laborable y en fin de mes, a unos 9 mil hinchas que no pararon de cantar.

Pasadas las 19 los hinchas comenzaron a entrar y desde el inicio hubo cruces de cánticos con los del Millo recordándoles la suspensión del clásico ante Boca.

A PURA BANDERA ALBIAZUL EN LAS TRIBUNAS DEL MINELLA

Las banderas de las distintas filiales en la cabecera y en las plateas cubiertas y descubiertas. Una parte de la parcialidad albiazul que pudo ingresar recién cuando se jugaban 17 minutos del primer tiempo con los bombos.

La desazón por el 1-0 de River duró poco, porque tan solo un par de minutos después, el Loro Faravelli de cara a la gente convirtió el empate.

“Vamos los triperos, y vamos los triperos”, saltaba la gente en el final a pesar de estar con uno menos. La segunda etapa trajo más sorpresas. Más goles y tarjetas de la mano del mal árbitro que es Tello.

Lindo clima en la noche marplatense, que tuvo un electrízame segundo tiempo a partir de las expulsiones y los goles. Una gran semifinal cómo se merecía la gente.

Por eso, más allá del resultado, hubo aplausos de ambas parcialidades en el final premiando el esfuerzo realizado.

Dos parcialidades, el griterío cruzado de una cabecera hacia la otra y el folclore bien entendido del fútbol protagonizado por los hinchas que coparon las tribunas.

 

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