Imposición y unilateralidad, rasgos de una pseudo paritaria docente

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Por MIRTA PETROCINI (*)

Este es el año más penoso y triste que viví como docente y representante de los docentes. Nunca habíamos llegamos a una situación de desgaste y malestar tan grande, con imposiciones desmedidas y descalificaciones, y con una paritaria que fue “convertida” en un trámite.

Casi en simultáneo vivíamos lo de Sandra y Rubén, una tragedia anunciada que pudo evitarse si las autoridades escuchaban nuestro “carpetazo” en mayo.

“No vamos a aceptar una propuesta a la baja”, dijimos en febrero e insistieron, hasta el mes de agosto, con una oferta del 15%.

Veinte reuniones, once propuestas. Nos pidieron negociar con los chicos en las escuelas. Más de 100 días sin medidas de fuerza y no convocaron.

“¿Por qué los paros?”, preguntan. En 1958, los docentes hicieron una huelga histórica de 45 días y lograron derechos fundamentales, como la estabilidad laboral, designación por listado, licencias por maternidad, entre otros. Un año después, ese movimiento dio origen a la FEB.

A casi sesenta años, estamos defendiendo la dignidad del docente a percibir una remuneración justa, exigiendo al Estado la responsabilidad indelegable de garantizar Educación Pública como Derecho Social y Humano.

El paro es la herramienta que tenemos los trabajadores para exigir que se respeten nuestros derechos y los de los alumnos que recibimos día a día.

Y no es una decisión sistemática e irresponsable: es el resultado de enfrentar a un gobierno que no quiere negociar y que ha hecho del diálogo un slogan y no un acto concreto.

En Moreno, hay cientos de alumnos que hace 4 meses tienen interrumpida su continuidad pedagógica y van sólo a la escuela a buscar la tarea, porque muchos establecimientos tienen problemas de infraestructura.

Esa pérdida de días de clase no la provocaron los gremios. Por el contrario: tratamos de evitarla pero no nos escucharon.

 

(*) Presidenta de la FEB

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