En La Loma, otro asalto de motochorros a un glover

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Para los trabajadores de mensajería que se manejan bajo la órbita de la app “Glovo”, las palabras robo o asalto armado se volvieron parte del vocabulario habitual.

Desde que la modalidad llegó a la Ciudad, los casos de inseguridad relacionados con “glovers”, que según informaron fuentes del sector nuclea a unos 650 personas, crece día a día.

Y para Pablo Tambussi no fue la excepción. El domingo por la noche, en 26 entre 42 y 43, dos motochorros con sendas armas le sustrajeron la moto, el celular y todo el dinero que llevaba encima. “Dale gato, que te meto un corchazo”, fue la amenaza que utilizaron para amedrentarlo. Con todo el stress de la situación vivida, Pablo se fue caminando hasta la plaza Perón. Una pareja que había presenciado el robo lo ayudó prestándole el celular, con el que pudo llamar a sus compañeros y a la Policía. “Llegué a la comisaría y el oficial de turno me tomó la declaración, le cuento que mi celular estaba compartiendo la ubicación. Con el suyo rastrea el mío y, efectivamente, estaba en 135 y 36”, explicó el joven. Los repartidores aseguran que “casi siempre son los mismos” y apuntan a un grupo al que denominaron “la banda de los tres tornados”, por las motos que utilizan.

Una profesión peligrosa

Entre octubre y diciembre se vio una escalada considerable en los robos bajo esta modalidad.

Hubo, incluso, episodios verdaderamente violentos, como el de Kevin Sanhueza, el joven baleado en 16 entre 42 y 43. El 17 de noviembre, dos sujetos armados, en una moto tipo Enduro, lo abordaron en esa cuadra y le ordenaron que entregase el dinero que llevaba encima, pero Kevin se resistió y el ladrón le disparó. Por esa herida, debió pasar más de dos semanas en el hospital. Y aseguró que no volvería a trabajar de glover.

Un mes antes, en la entrada de un edificio de 61 entre 3 y 4, otro trabajador vivió una situación similar. Tras ser recibido por la clienta y una vez concretada la operación, se le acercan dos delincuentes, uno de ellos enfundando un revólver en mano, que se lo muestra para infundirle miedo.

Al observar el instante en que los maleantes abordaron al glover, la mujer cerró la puerta de acceso del edificio y alcanzó a escapar, aunque el repartidor, atemorizado por los sujetos armados, no tuvo más alternativa que entregar el dinero que llevaba consigo.

El 5 de diciembre, en 40 entre 29 y 30, nuevamente dos motochorros, a punta de pistola, se llevaron la moto en la que un glover realizaba el reparto de productos.

Una semana más tarde, en 70 entre 1 y 2, a pocos metros del Hospital San Martín, un repartidor se disponía a entregar un pedido y fue sorprendido por al menos un delincuente. Lo amenazaron -pero no lo golpearon-, le quitaron su moto, el celular y el paquete que estaba por entregar.

 

 

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