Un pasado vinculado a la tortura

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El nombramiento de Gina Haspel (61) al frente de la CIA debe ser confirmado por el Senado y fue recibido con recelo debido a su oscuro pasado, en el que abundan los relatos de torturas. Haspel, que era la mano derecha de Mike Pompeo (ex titular de la agencia y designado secretario de Estado), tiene un perfil mucho más técnico que el de su ex jefe ya que, a diferencia de Pompeo, ella tiene una dilatada trayectoria en el mundo de la Inteligencia.

Desde que ingresó en la CIA en 1984, Haspel fue escalando posiciones. En 2013 fue nombrada al frente del Servicio Nacional Clandestino del organismo de inteligencia, pero fue rápidamente reemplazada tras críticas sobre su papel en interrogatorios posteriores al 11 de septiembre de 2001, que incluyeron métodos de tortura, como el submarino.

Según medios estadounidenses, Haspel dirigió una prisión secreta en Tailandia donde los detenidos fueron sometidos a prácticas como la simulación de ahogamiento (”submarino”) y otros malos tratos. El Washington Post afirmó que Haspel participó en la destrucción en 2005 de videos comprometedores sobre estas técnicas de “interrogatorio intensivo” aplicadas a varios detenidos, presuntos miembros de la red islamista Al Qaeda.

 

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