“Jugando con el Alma”

Edición Impresa

Por FERNANDO ALEGRE
falegre@eldia.com

Las grandes faenas no suelen valorarse con real dimensión en el momento en el que se consiguen. El Oro Olímpico en básquet, en Atenas 2004, no fue la excepción. En aquel entonces, ese equipo conducido por Rubén Magnano, pasó a la historia grande del deporte a nivel mundial. Sin embargo, lo que trascendió, fue el legado de, sin dudas, la mejor conjunción de deportistas de la naranja de la historia de nuestro país. “Jugando con el Alma”, un nuevo documental que toma a la Generación Dorada como núcleo y que se presentó ayer en el BAFICI, retrata la génesis misma de un equipo que comenzó a forjarse desde el momento en que cada uno de sus integrantes se acercó por primera vez a una cancha de básquet. Dividido en cuatro grandes episodios, que resultan de los componentes del Alma, esta gran entrega recorre las historias personales de todos aquellos que forjaron la Generación Dorada.

“Las tradiciones antiguas de América, estaban conscientes de la estrecha relación que guarda la vida del hombre con el Alma. Para ellas, el Alma está compuesta de cuatro elementos”, reza la frase que introduce a uno en el envío. A partir de allí, el espectador podrá comprender la razón por la cual los integrantes de uno de los mejores equipos en la historia del deporte, llegó a ser lo que fue.

El primer episodio, llamado “Tierra”, retrata la solidez, la estabilidad y la dureza de cinco pilares de la GD: Ginóbili, Scola, Nocioni, Oberto y “Pepe” Sánchez. En el mismo, se observa la relación particular de cada uno de estos individuos con su club de barrio, los amigos y los momentos que ayudaron a forjar sus distintas personalidades. Con anécdotas, videos personales, fotos y la participación de cada uno de ellos, el primer episodio invita a comprender la importancia de las instituciones deportivas en la vida social. No sólo desde lo estrictamente deportivo, sino también desde su función contenedora. Allí, uno podrá observar el crecimiento de aquellos chicos que soñaban con jugar al básquet de manera profesional porque entendían que ese era su destino.

Ya en el segundo episodio, “Agua”, aquellos chicos comienzan a dar sus primeros pasos en la adolescencia para formar parte de un experimento radical de un tal León Najnudel: La Liga Nacional. Aquí se observan los sacrificios, el desarraigo y el talento, pero más que nada el esfuerzo que cada uno debió realizar para acercarse a su objetivo. Nuevamente las anécdotas, los primeros videos en la Liga y algunos cruces, por ejemplo entre Manu y Pepe en un Campus del Oveja Hernández, retratan lo que no se sabía y se desconocía del proceso personal de cada uno; esa fluidez y adaptabilidad a distintas circunstancias, que les permitió crecer y ser transparentes en sus deseos.

El tercer fragmento, “Aire”, hace absoluta referencia a la preparación dentro de la selección juvenil. Bajo el mando de Guillermo Vecchio, uno de los máximos responsables de la idea necesaria de formar un equipo, “Aire” muestra los momentos previos al Sudamericano en Oruro, y los trabajos realizados en la mina El Aguilar, a 145 km. de Bolivia. Aquí aparecen otras figuras importantes de la Generación Dorada. Victoriano, Wolkowyski y Gutierrez entre otros, aportan su testimonio para enriquecer aún más el relato. “Comíamos con los mineros. Eso creó un ambiente de más deseo y más sacrificio”, expresa Vecchio, vital en aquel momento. El tercer episodio, además, retrata otro torneo muy importante en la gestación de la posterior Generación: el Mundial Sub 22 de Australia y la consiguiente conjunción de un grupo de jóvenes, comandado por Ginóbili, que luego se sumaría una selección mayor que ya contaba con los nombres de Montecchia, Sconochini y Wolkowyski. El mismo finaliza con la llegada del elemento necesario para comandar a un grupo talentoso, pero falto de experiencia, la del entrenador Rubén Magnano.

“Fuego”, episodio final, retrata otro momento que sirve para explicar el Oro en 2004: el Mundial de Indianápolis 2002, y la final “perdida” ante Yugoslavia. A partir de allí, continúa el recorrido por el torneo en el que aquella selección jugó el básquet más perfecto de su historia. Aquel equipo fue el primero en derrotar a una selección compuesta íntegramente por jugadores de la NBA. Sin embargo, en la final, y sin Ginóbili en óptimas condiciones por un esguince de tobillo, la selección tuvo que conformarse nuevamente con un segundo puesto.

“Todos se enamoran del resultado final; los muy buenos, se enamoran del proceso, de todo lo que hay que hacer para llegar a ese lugar”, explica Scola. Eso es lo que muestra de manera brillante, “Jugando con el Alma”.

 

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