El único límite que tiene por delante parece ser el tiempo

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“Cómo sabemos cuando alcanzamos nuestro nivel más alto”. Se preguntó Rafael Nadal, unos días antes de ganar por undécima vez el Abierto de tenis de Francia tras vencer a Dominic Thiem.

“No se puede saber”, respondió el mallorquín. “Si uno cree que ha alcanzado su nivel más alto (...), es una mala forma de encarar los siguientes entrenamientos”, siguió el español. “Seguro que existe el límite pero no puedo pensar que existe”, afirmó.

Nadal, de 32 años, ofreció una perfecta radiografía de su reflexión en la final contra Thiem. El título en Roland Garros escribe una nueva página de una historia legendaria que no deja de aumentar.

Pero corona, además, una gira sobre polvo que empezó con apenas rodaje, tras la lesión de psoas iliaco que lo obligó a retirarse del Abierto de Australia y a perderse los torneos de Miami e Indian Wells, a principios de año.

Sin embargo, el límite nunca existió para Nadal, que firmó este año resultados tan notables como los del año pasado, cuando volvió a resurgir y ganó dos de los cuatro títulos de Grand Slam de la temporada.

En la historia del circuito masculino, solo tres tenistas más Roger Federer, Rod Laver y Ken Rosewall, que entregó el título- ganaron tres o más grandes después de haber cumplido los 30 años.

 

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