Plaza Moreno al ritmo del Seleccionado Argentino: del entusiasmo a la resignación

Tal como sucedió el sábado, la gente colmó el punto neurálgico de la ciudad. Sin embargo, las caras largas graficaron la triste postal

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Por FERNANDO ALEGRE
falegre@eldia.com

La expectativa era alta y así lo sintió la gente que, en una agradable tarde, se aceró a Plaza Moreno para seguir las acciones de un cruce vital ante Croacia.

Poco a poco, y desde los cuatro costados, los distintos grupos de personas, con el fiel equipo de mate a mano, se acercaron a la pantalla instalada sobre calle 12 para acompañar y alentar a un equipo que nunca pudo contagiar.

Durante la presentación de los jugadores y el himno nacional se vivió el momento más emotivo. Todos los concurrentes se pusieron de pie y acompañaron las estrofas con solemnidad, deseo y una ilusión que desde el verde césped nunca fue correspondida.

Las aproximaciones argentinas (sólo eso, simples aproximaciones), generaron los primeros “Uhh” de un público que fue cambiando paulatinamente la esperanza por los nervios con el correr de los minutos.

Cada participación de Maximiliano Meza y de Enzo Pérez en el mediocampo, ex representantes de los conjuntos locales, arrancó tibios aplausos, quizás más vinculados al sentimiento y a la necesidad de encontrar una motivación, que al juego propiamente dicho. De hecho, la chance más sólida del elenco conducido por Sampaoli en los primeros 45 minutos llegó desde los pies del ahora volante de River que entró al área y definió con su pierna menos hábil un remate que engañó a todos los presentes en Plaza Moreno, quienes luego del ahogado grito de “Gol”, se tomaron las cabezas comprendiendo el malentendido.

No mucho más sucedió con los presentes antes del complemento.

El entretiempo apareció junto con las caras de preocupación, pese a los colores argentinos en muchas de los rostros presentes.

OTRO CLIMA EN EL SEGUNDO TIEMPO

Los termos se llenaron nuevamente de agua a 80º, los mates suplieron la yerba utilizada, y todos los que se acercaron a Plaza Moreno cerca de las 15, volvieron a sus lugares para vivir el complemento.

Desde el arranque, la tensión se hizo presente en la gente. De lado quedaron los cánticos, la esperanza, la ilusión; y la desazón llegó con el garrafal error de Caballero.

A partir de allí, los ojos de los presentes se humedecieron y la búsqueda de explicaciones a diestra y siniestra se apoderó de las escena. Nadie, ninguno de todos los espectadores en Plaza Moreno, ni siquiera el más crédulo, podía creer o entender lo del arquero del Chelsea.

Los minutos transcurrieron y el ingreso de Pavón, el más aplaudido luego de los ex representantes platenses, pareció levantar un poco el ánimo de la audiencia. Sin embargo, el tremendo remate de Modric aplacó los ánimos para toda la jornada.

Algunos decidieron alejarse del cubículo, cabizbajos, tomándose la cabeza, ya sin siquiera buscar explicaciones anímicas o futbolísticas.

El tercer mazazo, ya con el partido sentenciado, y ante un equipo rendido, terminó por expulsar a la gente de la Plaza entre lágrimas y resignación.

Sin la suerte completamente echada, porque todavía queda una chance, mínima pero existente, la sensación en el ambiente fue una: se terminó una nueva esperanza.

La gente colmó Plaza Moreno e hizo lo suyo intentando apoyar a su manera. Pese a esto, el resultado fue el mismo que se preveía y, una vez más, y como desde hace años, pasamos del entusiasmo a la resignación.

 

 

 

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