Al final, ¿tanto “Lío” para esto?

El pulso de la Ciudad se alteró por el día y horario del juego ante Croacia. Jornada laboral cortada, cambios en los horarios de escuelas, salidas apuradas de oficinas para llegar a tiempo a las 15 y sentarse frente a la tele

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Por WALTER EPÍSCOPO
wepiscopo@eldia.com

Lo primero que miramos cuando se sorteó el fixture fue día y hora de los partidos de Argentina para tener una idea dónde nos encontraría el juego. Con Islandia, sábado a la mañana, más allá que muchos trabajan la Ciudad prácticamente no alteró su ritmo habitual. Pero ayer, día de semana y en pleno horario de actividades laborales y educativas, hubo que diagramar todo muy bien para estar frente al televisor a las 15.

“Vos retirá a los chicos de la escuela y llevalos a lo de mi mamá. Después paso por ahí”; “vemos el partido en la oficina”; “nos reunimos en la Estación de Servicio”; fueron algunas de las frases que más se escucharon ayer. A medida que avanzaba la mañana el paso frenético crecía en las veredas platenses. En las paradas de micro. En los Ministerios. En los Bancos. Ni hablar en las escuelas donde los autos paraban en cualquier lado, subían a los chicos y a seguir rápido. ¿El objetivo? Las 15.

De a poco las calles se fueron silenciando, la escenografía del centro de la Ciudad pareció entrar “en pausa”. No hubo bocinazos, ni frenadas. Ni gritos, ni sirenas. El celeste y blanco de banderas y camisetas de los vendedores dominaron la geografía. “¡Vamos Argentina carajo!”, se escuchaba desde un auto, donde chicos buscaban llegar a alguna casa rodeando Plaza Italia.

Los grupos de padres de WhatsApp se cruzaban interminables charlas pidiendo quién podía alcanzar o llevar a los chicos a tal lado. Los grupos de amigos exigían puntualidad.

Bares, restaurantes con televisión a disposición, recibieron a agitados hombres de camisa y corbata ya desajustada. Una gaseosa y un tostado al paso para engañar un rato al estómago, ante tanto nervio.

Muchos llegaron a ponerse frente a la tele ya con los equipos cantando el himno. Apenas faltaban 5 minutos para las tres de la tarde. En las paradas de taxi no quedó nadie, y solo algún colectivo quedó con paso lento por Avenida 7.

Pasadas las 14 los trámites fueron historia. Los bancos recibieron menos gente y los empleados pudieron ver el partido detrás las cajas.

Al fin, el objetivo planificado minuciosamente había sido cumplido, y a las tres de la tarde un poco agitado y buscando ponerse en clima, la gente miró el partido. Lo que siguieron en las dos horas siguientes, es otra historia.

Pasadas las 17, el ritmo de una tarde habitual regresó con negocios abiertos y el tránsito caótico, pero con un desánimo generalizado por la durísima y humillante derrota. Hubo bronca e insultos, igualmente el próximo martes, a la misma hora, seguramente se volverá a cumplir con el frenético ritual para otra vez a las 15, estar frente a la tele.

 

 

 

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