La economía y un Congreso atomizado, entre los retos para el nuevo mandatario

Por Marc Burleigh

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Marc Burleigh (Agencia AFP)

RÍO DE JANEIRO

Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil con la promesa de dar un giro resuelto a la derecha en el mayor país de América latina, gobernado en las últimas tres décadas por políticos de centroizquierda o centroderecha.

Su contundente victoria electoral y una popularidad de 75% le aseguran un incuestionable vigor para iniciar su mandato de cuatro años, pero los desafíos que le esperan son enormes, tanto por las crisis que vive el país como por su programa de ruptura en temas económicos, políticos y sociales.

Brasil es una potencia exportadora de materias primas, pero aún está saliendo de una recesión histórica que revirtió muchos de los logros del estelar período de bonanza disfrutado una década atrás.

Bolsonaro designó al liberal Paulo Guedes como su superministro de economía, para impulsar reformas que disminuyan la creciente deuda brasileña, principalmente a través de privatizaciones y reformas fiscales e incentivando la inversión extranjera.

Uno de los desafíos centrales será modificar el régimen de jubilaciones, una reforma constitucional que requiere de mayorías calificadas en el Congreso.

El ultraconservador Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro es la segunda bancada de la Cámara de Diputados, pero cuenta con poco más del 10% de los escaños en un Congreso pulverizado.

En compensación, Bolsonaro cuenta para gobernar, al menos en la línea de largada, con el apoyo de los lobbies del agronegocio, las iglesias evangélicas y el de la seguridad.

El canciller Ernesto Araújo, en tanto, deberá explicar al mundo las nuevas orientaciones diplomáticas de Brasil, ampliamente inspiradas en las del presidente de EE UU, Donald Trump.

Bolsonaro ya anticipó que retirará a su país del Pacto global de Migración de la ONU y evalúa hacer lo mismo con el Acuerdo de París sobre el cambio climático, en consonancia con Trump. En la misma línea, asomó la posibilidad de mudar la embajada de Brasil en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.

Adicionalmente se ha mostrado hostil con la inversión china en Brasil, pese a que China es el principal socio comercial del gigante latinoamericano; y ha dicho que hará todo lo que esté en su poder “dentro de la democracia” para presionar a los gobiernos de izquierda de Cuba y Venezuela.

¿Se arriesga a tensiones con Venezuela jugando duro? “Ni Bolsonaro, ni su equipo tienen experiencia en política exterior y si esto deriva en un incidente internacional podría terminal muy mal”, advierten los expertos.

Las dos principales promesas de Bolsonaro son bajar los índices de criminalidad en Brasil y acabar con la corrupción. El ex capitán del Ejército quiere flexibilizar las leyes para que “gente de bien” pueda poseer armas. Sus críticos temen que esto agrave la situación del país donde el año pasado hubo casi 64.000 homicidios.

La lucha contra la corrupción, encarnada desde 2014 por la Operación “Lava Jato” puso tras las rejas a decenas de políticos y empresarios. Capitalizando la buena imagen de la operación, el mandatario nombró ministro de Justicia a Sergio Moro, el juez que encabezó la investigación. Pero con personas cercanas a Bolsonaro bajo sospechas de corrupción, su popularidad podría desgastarse.

Saludo de Macri
El presidente Mauricio Macri felicitó ayer por Twitter a su par brasileño, Jair Bolsonaro, quien asumió su cargo en Brasilia, y dijo que espera que sus dos países colaboren en la “prosperidad” de sus ciudadanos. Cabe recordar que Macri y Bolsonaro se reunirán en Brasilia el 16 de enero.

 

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