El grito que fue punto de partida de un gran ciclo

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Por EDUARDO TUCCI

deportes@eldia.com

El atardecer de aquel 30 de enero de 1994 marcó una de las explosiones más grandes que tuvo al estadio del Bosque como escenario y a la gente del Lobo de protagonista. Acababa de concretarse el memorable triunfo del equipo que, conducido por Roberto Perfumo e integrado por jugadores que forman parte de la historia grande del club, superaba a un River lleno de figuras y se quedaba con la Copa Centenario. Uno de los capítulos notables del fútbol tripero que entre otros antecedentes se remitía al título 1929, la extraordinaria campaña de “El Expreso” de 1933 –el equipo al que no lo dejaron salir campeón--, el Lobo de los Bayo y Pedro Galeano de 1962 y el triunfal recorrido de “La Barredora” de 1970 comandado por el Loco Gatti y el Tano Onnis.

Todos nombres que siguen vivos en el recuerdo de la tribuna gimnasista como los de aquel equipo de la Copa Centenario iluminado con las presencias –sólo por mencionar a algunos-- del Topo Sanguinetti, el Flaco Morant el Indio Ortíz, el uruguayo Guerra y los mellizos Barros Schelotto que ya empezaban a hacer de las suyas.

La Copa Centenario tuvo como protagonistas a los 20 equipos de primera división de entonces, se jugó por eliminación y con el fin de conmemorar los 100 años de la fundación de la Asociación del Fútbol Argentino. La patriada tripera arrancó con la conducción técnica de una dupla no muy conocida hasta ese entonces, integrada por Carlos Ramaciotti y Edgardo Sbrissa, y llegó a la final ante River con el Mariscal al frente del plantel. Estudiantes, Newell´s, Argentinos Juniors y Belgrano quedaron en el camino eliminados por el Lobo y el capítulo decisivo le puso enfrente a un millonario poderoso dirigido por Daniel Passarella e integrado con figuras rutilantes de ese momento como Goyco, Hernán Díaz, Leo Astrada, el Burrito Ortega y Hernán Crespo por citar sólo a algunos.

Aquel equipo de mucho oficio, notable temple y pinceladas exquisitas, se las compuso para ir adueñándose de la situación minuto a minuto. Antes de la media hora se paralizaron los corazones triperos cuando hubo un penal para River que le permitió al “Lolo” Lavallen pasar a la historia con una tapada notable. Hugo Guerra –cuando no--, de cabeza puso el 1-0 pero Facundo Villalba se encargó de ampliar el suspenso empatando cuando el complemento recién arrancaba. Dos surgidos del semillero tripero, el “Moncho” Fernández y Guillermo, sobre la hora, le pusieron las cifras finales a la hazaña. La Copa se quedaba en el Bosque, la locura también.

Ese plantel del 93-94 tuvo notable incidencia en el futuro mens sana y en la concreción de un ciclo brillante: un año después, con muchos de los jugadores que ganaron la Copa Centenario como base, Carlos Timoteo Griguol protagonizaría una de las etapas más recordadas del fútbol albiazul. Timo reemplazó a Perfumo y le puso su toque de sapiencia a un grupo muy bien dotado lleno de individualidades destacadas.

25 años después el reconocimiento para un grupo muy compacto que tuvo en la Copa Centenario el punto de partida para la conformación de una generación que sigue viva en el recuerdo de todos. Aquel grito en la calurosa tarde del Bosque ya forma parte de la historia grande del Lobo y por eso merece estar incluido entre las grandes fechas del calendario tripero.

 

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