El Millo consiguió la gloria, pero no logra salir de un letargo que lo tiene extasiado
Edición Impresa | 30 de Enero de 2019 | 04:36

River se alzó con la Copa Libertadores frente a Boca en diciembre del año pasado. Dentro de una final estresante, que duró cerca de un mes por las distintas postergaciones y los incidentes cerca del Monumental, el Millonario logró conseguir el título más importante de su historia, ante su clásico rival y en un escenario inaudito e imponente, como el Santiago Bernabéu del Real Madrid.
Sin embargo, lo que fue quizás la felicidad Millonaria más sublime, parece también haberse transformado en un “mal” del que aún no logra salir.
Comenzando por el flojísimo papel llevado adelante en el Mundial del Clubes, en el cual quedó eliminado ante el flojo el Al Ain, desde el 9 de diciembre en adelante, han sido pocas las buenas nuevas para el conjunto de Núñez.
Luego de un período de vacaciones realmente corto, los dirigidos por Gallardo regresaron a los trabajos de pretemporada y se mudaron a Uruguay para continuar con la misma. Sin embargo, el plantel debió interrumpir su estadía en el país vecino por el pésimo estado de los campos de juego y, dentro de una maniobra muy desprolija, debió retornar a suelo nacional para recuperar el tiempo perdido.
Así llegó el primer partido recuperado por Superliga. Tras un reacondicionamiento físico que lejos estuvo del ideal y con la cabeza aún puesta en el 9 de diciembre, River poco pudo hacer ante un Defensa aceitado, preparado y enfocado, que lo derrotó por 1 a 0 en el Monumental. Luego llegó el traspié ante Unión y por último, la caída ante Patronato.
“Nos van a costar los primeros partidos”, había manifestado el Muñeco, quien ya vivió una situación similar hace un año. En aquella oportunidad, y tras la durísima eliminación en la semifinal de la Libertadores ante Lanús, su equipo cayó en un bache del que le costó muchísimo salir.
Luego de perder ante el Granate, un desmotivado River, que se había enfocado plenamente en el trofeo continental, hilvanó una seguidilla de cinco encuentros, de los cuales apenas ganó uno ( 2 a 0 a Unión) para bajarle la cortina a un 2017 que no finalizó como lo esperaba. Incluso, en la reanudación de aquella Superliga, el Millo prosiguió con resultados negativos. De los siguientes siete juegos, sólo ganó dos.
El letargo de ese River, que pensaba sólo en la Supercopa Argentina que se jugaría en Mendoza ante Boca, terminaría precisamente la noche del 14 de marzo, con el triunfo ante el Xeneize, con goles de Martínez y Sccoco.
Hoy por hoy, el panorama parece ser similar. En cada presentación, al Millonario se lo observa sin ese fuego sagrado, falto de deseo. Será cuestión de tiempo para ver si logra salir del mismo, como ya lo hizo, o si se hunde en aquel glorioso recuerdo de diciembre.
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