Otra señora ninguneada y otro marido distraído

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

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DONDE ESTA BERNADETTE.- Nada queda de la naturalidad poética y sentida de Richard Linklater, eximio creador de una trilogía sublime: Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer. Bernadette es una más de su galería de personajes andariegos y verborrágicos: ella ha sido un ama de casa frustrada y una arquitecta exitosa y reconocida, pero cuando el amor y la maternidad la obligan a guardar diploma y sueños, termina sacrificando felicidad y carrera en el altar hogareño. Ella le cuenta a internet sus desvaríos, se pasa de insomnio y medicación, no es feliz en su casa, riñe con sus vecinas y anda perdida, entre por fobias y miedos. Como su hija adolescente se prepara para abandonar el nido, el vacío interior cada vez se agranda más.

Linklater esta vez no parte de una idea propia. Adaptó un best seller de Maria Sample, y su estética luce convencional y desangelada, como si realmente quisiera sacarse de encima esta aventura. A la historia le cuesta avanzar y hasta ese final improbable y rosado le quita trascendencia al dibujo de esta mujer que ese consagró al hogar, dejó todo sin hacer y que ahora, sin temas pendientes en su chato proyecto hogareño, encuentra que la huida es la única manera de poder mantenerse activa y de exigirle otra respuesta a sus seres cercanos. Y se irá a la Antártida, en busca de una distancia curativa que la deje reencontrar sus sueños.

La historia daba para más, pero ni siquiera la presencia de la magnífica Cate Blanchett logra darle consistencia y atractivo a esta viñeta matrimonial que, como se ha hecho costumbre en el último cine, pone a los hombres (marido, investigador del FBI) en un segundo plano superficial y descolorido. Son las mujeres insatisfechas, nos dice Linklater, las que con sus preguntas, su confusión y sus arrebatos, ponen en jaque un sistema que les enseñaba a conformarse con la escuela, los chicos y la casa. Desorientada, misteriosa, absurda, Linklater la dejará seguir remando para que las bernardette puedan encontrar esa orilla que merecen y fueron resignando. (***BUENA)