Tan imperfectos como imprevisibles, ambos llegarán mejor de lo que estaban hace poco

Gimnasia se rebeló logrando el gran impacto cuando pocos le tenían fe. Estudiantes jugó como les gusta a sus hinchas y Milito tranquilizó el ambiente

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

Faltando algunas horas para su cumpleaños número 59, Diego Maradona decidió cerrar su conferencia de prensa en Rosario afirmando que quiere ganar el clásico. Y no es para menos. En caso de lograrlo, sería para Gimnasia un envión anímico, también matemático, todavía más potente del que construyó el último martes en el “Coloso” del Parque Independencia.

Comprometido hasta los huesos en la lucha por la permanencia, lo primero que debiera hacer el “Lobo” es no sentirse abatido antes de tiempo. El “mundo tripero” vive en un sube y baja constante. Y absolutamente nocivo. Antes de enfrentar a Newell’s era, para muchos, un equipo desechable, incapaz de mejorar, casi con el destino marcado por la pérdida de la categoría. ¿Y ahora qué es? Sigue siendo un plantel mal armado, con carencias evidentes y repleto de preocupaciones, pero que se sintió vivo y capaz de traccionar con enjundia para modificar su presente. Gimnasia tiene el derecho y la obligación de no perder la esperanza. Para alcanzar un futuro tranquilizador, primero tiene que soñarlo. No puede ser que viva colgado de los extremos.

Será una decisión de Gimnasia, y de nadie más, caer otra vez en la brutal depresión por todo lo que le falta o, por el contrario, elevar su autoestima, convencerse de que es posible alcanzar lo que todos quieren, alejar el pesimismo y animarse a jugar un poco mejor de lo mal que lo venía haciendo antes de dar semejante golpe ante “La Lepra”.

Maradona quiere ganar el clásico 161 de la era profesional. Gabriel Milito también

LO MEJOR QUE HIZO FUE RECUPERAR LA IDENTIDAD

Estudiantes terminó goleando a Central porque pudo parecerse a sí mismo. ¡Sí!, hasta hace poco se miraba en el espejo y no reconocía algunos rasgos. ¿Habrá sido la extrema necesidad o su inteligencia la que hizo cambiar a Gabriel Milito? Probablemente hayan sido las dos y hasta me atrevo a pensar también en una charla fuerte con el que lo sostuvo en el cargo, Sebastián Verón. Lo importante fue que sus dirigidos supieron representar en la cancha aquellos trazos gruesos de la identidad albirroja que los hinchas esperan desde la tribuna.

Apoyado en varios rendimientos individuales altos (Gastón Fernández, Edward López (ya nadie lo critica con dureza), Iván Gómez, Mariano Andújar y Juan Fuentes), el “Pincha” lució solidario, atrevido y metedor. Frente a ese triunvirato de virtudes su rival terminó hecho añicos.

Un dato curioso, o no tanto. Esta vez los hinchas no cantaron “Borombombón, borombombón, es el equipo del Narigón”. No hizo falta. En partidos recientes la histórica y querida estrofa que remite al innegable legado bilardista actuó como queja hacia lo que mostraban en el campo. Ante los “Canallas” la gente se sintió bien representada, alentó siempre y disfrutó aplaudiendo.

La inclusión de “La Gata” como enganche, nexo, enlace, o como quieran llamarlo, fue un acierto de Milito que nació, positivamente, en Santiago del Estero y que ahora se acentuó mostrando mejores resultados. Afuera del área y por el eje central, jugó e hizo jugar a sus compañeros. Así de simple. Central lo dejó pensar y eso fue letal para los hombres de Diego Cocca.

MONEDA AL AIRE

¿Quién ganará el sábado? Anticiparlo es como tirar una moneda al aire. Gimnasia y Estudiantes hoy son equipos tan imperfectos como impredecibles. En realidad, el fútbol es un deporte donde los juicios categóricos antes del silbato inicial pueden dejar en off side a cualquiera. Imposible gambetear la incógnita. Justamente por eso gusta tanto y es el juego de las multitudes.

 

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