Los querellantes pidieron 50 años de cárcel para un sacerdote del Próvolo

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Los abogados querellantes de la asociación para la promoción de los Derechos Humanos, Lucas Lecour y Sergio Salinas, pidieron ayer en sus alegatos una pena de 50 años de prisión para el sacerdote Horacio Corbacho (59), y de 15 años para el religioso Nicola Corradi (83) y para el jardinero Armando Gómez (51), todos miembros del Instituto Próvolo de Mendoza.

Los letrados fueron en la misma línea de los alegatos y acusaciones de los representantes del Ministerio Público, aunque solicitaron la máxima pena que dispone el Código Procesal Penal para este tipo de delitos.

Salinas destacó que “nosotros pedimos 50 años de prisión para Corbacho, mientras que para Corradi pedimos 15 años, porque tenemos un delito en contra de él, y para Gómez lo mismo. Lo que sucede es que la otra querella va a sumar los delitos de Corradi y Gómez y ahí van a tener el tope de la fiscalía, que es para Gómez 22 años y medio, y para Corradi 45. Pero con Corbacho subimos la vara, porque pedimos una pena de 50 años”.

Según se estimó, el Tribunal Penal Colegiado 2, compuesto por los jueces Carlos Díaz, Aníbal Crivelli y Mauricio Juan, dictará sentencia entre el martes y el miércoles de la semana próxima.

Los dos sacerdotes y el jardinero están acusados de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores de edad hipoacúsicos, en concurso real con corrupción de menores, en 28 casos.

Corbacho es juzgado por 16 hechos: tres de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante; siete de abuso sexual con acceso carnal; cuatro de abuso sexual simple; uno por abuso sexual gravemente ultrajante; y uno por corrupción de menores, mientras que a Corradi se lo juzga por seis hechos: dos por abuso sexual gravemente ultrajante; uno por abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante; uno por abuso sexual con acceso carnal; y dos por corrupción de menores.

Si bien el octogenario sacerdote italiano cuenta con 10 hechos menos que el religioso argentino, su situación judicial se agrava debido a que oficiaba como regente del Próvolo, y era el responsable de la guarda de los menores de edad allí alojados. Un cuarto imputado, Jorge Bordón (57), reconoció su participación en 11 hechos y logró en juicio abreviado una condena a 10 años de prisión.

 

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