“Logros asombrosos y un derrotero inigualable”

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Aún más extraordinario todavía que haber ingresado al espacio interestelar, un sitio difícil de imaginar para el común de los humanos, es que el periplo de las Voyager seguirá hacia mundos y tiempos remotos, tal vez durante miles de años, llevando un mensaje al universo con dos discos de cobre bañado en oro que guardan sonidos, imágenes y saludos en más de 60 idiomas.

“Las Voyager -explica Diego Bagú, director del Planetario de La Plata- son el ícono de los programas de exploración robótica. Superando los más grandes desafíos, obtuvieron logros asombrosos. El derrotero de Voyager 2, que visitó los cuatro gigantes helados, es inigualable”.

“Con las Voyager -describe Bagú- vimos a Júpiter, descubrimos parte de sus más intrincados secretos. Por ejemplo, que su magnetósfera es más intensa que la solar, algo que desconcertó a todos. Incluso, que sus lunas galileas tenían características tan distintas unas de otras que tuvieron que reescribirse los libros de texto. Pudimos disfrutar como nunca de la belleza de los anillos de Saturno. Pero además, pudimos comprobar que también Júpiter, Urano y Neptuno, poseían su propio sistema de anillos”.

Carl Sagan, uno de los más notables difusores científicos, fue quien, hace 42 años, comandó al grupo encargado de seleccionar el contenido de los discos de oro y cobre que llevan un mensaje de la humanidad. Entonces dijo que “lanzar esta botella al océano cósmico dice algo esperanzador acerca de la vida. Dentro de miles de millones de años nuestro Sol habrá reducido la Tierra a la condición de ceniza. Pero el disco Voyager estará casi intacto en otra región remota de la Vía Láctea”.

 

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