Gimnasia es una máquina de cometer errores, pero todavía está a tiempo de poder salvarse

Maradona dejó a Paradela en el banco de suplentes y cuando entró fue la figura de la cancha. El club vive anclado en los conflictos

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

Hizo todo en un domingo de locos. Se complicó sin sentido (alguna vez Maradona debiera explicar por qué sacó del equipo titular a José Paradela y lo reemplazó por Brahian Alemán), jugó mal, se fue al descanso escuchando crueles silbidos, volvió mejorado, generó ocho situaciones de gol muy buenas, pegó dos alaridos impresionantes y terminó ganando con total justicia. Así es Gimnasia. Increíble, pero real. Capaz de entregar su peor versión y, al rato, engordar en el alma de sus sufridos fieles la esperanza de que, al final del camino, podrá salvarse del descenso.

El “Lobo” no puede vivir en paz. Desconoce por completo la fórmula del equilibrio emocional. En Gimnasia siempre tiene que pasar algo. Y pasa. El conflicto permanente es un rasgo que lo define como pocos. Suele sacar boletos para destinos extremistas. Eso sí, jamás se aburre. El estrés es un vaso de leche fría con el que desayuna cada mañana. Aún así, y después de un semestre futbolístico horrendo, siente que todavía puede. Que no está muerto quien pelea y, entonces, pelea con carácter y tomando riesgos..

Hoy, cuando el partido ya quedó viejo y los candidatos de las tres listas peregrinan por la ciudad buscando desesperados los votos de la masa societaria, el plantel profesional ya está de vacaciones. El tiempo competitivo de 2019 se acabó. Con una cosecha paupérrima de puntos (14 en la tabla de la Superliga y 70 en el acumulado de su promedio) se impone una mejora sustancial que nacerá, indefectiblemente, en el mercado de pases.

SÍ O SÍ DEBERÁ INCORPORAR UN BUEN VOLANTE CENTRAL

En 2020 no debiera seguir jugando con Víctor Ayala de “cinco”. Semejante error, iniciado en el ciclo de Darío Ortíz y profundizado con el actual cuerpo técnico, lo muestra como un equipo totalmente descompensado en el eje fundamental del campo. Se juntan dos diagnósticos: El paraguayo no es un mediocampista central y, como si esto fuera poco, está jugando mal. Nunca hizo lo que debía. Marcó dos muy lindos goles de tiro libre en Mendoza frente a Godoy Cruz y nada más. Su prestación no amerita, bajo ningún concepto, mantenerlo en una posición donde claramente rindió por debajo de lo pretendido.

Además. tiene que resolver qué hará con Alexis Martín Arias. Nelson Insfrán tuvo un partido correcto, pero lo más conveniente sería incorporar un arquero consolidado y con experiencia que incentive la competencia en ese puesto clave. También necesita, por lo menos, un buen zaguero central, un marcador lateral izquierdo y un centrodelantero de cierta jerarquía. Si quiere remontar fuerte su situación general, tendrá que ganar seguido y para ello le están faltando jugadores que puedan gestar un salto cualitativo.

“...PARADÉ, PARADÉ...”, EL CANTO QUE BROTÓ UNÁNIME

Y pensar que la figura del partido salió, inexplicablemente, del banco de suplentes. Si no hubiera sido por la lesión de Matías García, ¿cuándo hubiese ingresado José Paradela? El pibe que recién el próximo domingo cumplirá 21 años, jugó un segundo tiempo formidable. La “rompió”. A su habilidad le adosó valentía para encarar siempre y pasar casi siempre. La jugada del gol del triunfo fue una maravilla. Sólo le faltó convertir el gol que mereció. Allí hay un titular sobre el cual hoy no se admiten discusiones. Es cierto que fue Diego Maradona el que lo insertó en el equipo (recuerden aquel buen partido que hizo en Córdoba frente a Talleres), pero también lo es que el último domingo se equivocó de plano al sacarlo para poner a Alemán.

En el Club de Gimnasia y Esgrima La Plata se votará el próximo sábado. La nueva comisión directiva tendrá poco margen de error. Este “Lobo” saturado de preocupaciones y conflictos está pidiendo a gritos un poco de sentido común.

 

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