El viaje a Rosario trajo más que la clasificación a la siguiente fase para el Lobo

Cerró una excursión en la que ganó, recuperó rendimientos importantes y dejó atrás fantasmas que aparecían en cada salida

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Por FERNANDO ALEGRE

falegre@eldia.com

No se presentaba sencillo el panorama para los dirigidos por Darío Ortiz en el Coloso Marcelo Bielsa. Luego de caer en el Juan Carmelo Zerillo por un insólito penal en el cierre del juego, el equipo del Indio debía ir a Rosario a ganar, algo complicado en la reciente historia Tripera, y a hacerlo por más de un gol. Sin embargo, y con todo en contra tras el gol y la infantil expulsión de Lorenzo Faravelli, el equipo apareció para cerrar un fin de semana íntegramente positivo de cara a lo que se viene. Y es que Gimnasia no sólo volvió a ganar en condición de visitante tras lo que había sido el triunfo ante Patronato por la 5ta fecha de la Superliga, sino que encontró confirmaciones en grandes rendimientos y mostró carácter para jugar una Copa que se define por cruces mano a mano.

Jan Hurtado se erigió como una de las figuras para continuar con un camino que parecería desembocarlo, más temprano que tarde, en una venta europea. Lo del venezolano ya no es sorpresa y representa una satisfacción dentro de un once titular que tiene piezas inamovibles.

Franco Mussis tuvo el mejor partido desde su retorno. Luego de lo que fueron algunos ingresos desde el banco en los que el Gordo no había mostrado gran desempeño, en el Coloso tuvo uno de esos partidos que los jugadores necesitan para recuperar confianza. Creció cuando su equipo más lo necesitó y fue uno de los abanderados de un segundo tiempo en el que el Lobo pasó por arriba a un desdibujado y nervioso Newell´s.

Casi misma situación para Santiago Silva, quizás quien más “sufrió” el crecimiento de Hurtado. El Tanque entró con el partido 0-1 y fue clave en el área. Desde el empuje, el contagio y el manejo de los tiempos, demostró que se puede combinar tranquilamente con el venezolano que se quedó con su lugar. Ahora será trabajo del DT decidir su inclusión o mantenerlo como alternativa.

Precisamente ese fue otro punto a favor del equipo: los cambios. Los ingresos fueron claves. Pese a que Mansilla lo había hecho bien en la primera mitad, en la segunda no pudo entrar tanto en juego. Licht, por su parte, no tuvo mayores problemas en defensa, pero estuvo algo impreciso en ofensiva, la que se volvió una urgencia para un Gimnasia que debía revertir la historia.

Lo negativo al momento de realizar un balance aparece en dos jugadores que han sido puntales del equipo: Faravelli y Martín Arias. El rosarino volvió a tener una de esas expulsiones infantiles, evitables. Si bien si situación podría haberse solucionado con una tarjeta amarilla, tendría que haber evitado levantar la pierna de esa manera y en ese lugar de la cancha.

Lo de Alexis es otro cantar. Hace algunos partidos que se lo ve algo inseguro, lo que, desafortunadamente para él, termina en un gol en su portería. Ya ha demostrado que las condiciones las tiene, incluso en esos mismos partidos en los que, tras alguna duda, tuvo tapadas providenciales. Ya con la clasificación tendrá la tranquilidad para volver a ser y ayudar a su equipo, un Gimnasia que consiguió ganar en Rosario, dar vuelta una historia con diez hombres y mostrar carácter y personalidad, tal como lo hiciera en el camino a la final de la Copa Argentina.

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