Sin acuerdos definitivos, pero con avances, terminó el diálogo venezolano en Barbados

Se estableció la instalación de “una mesa que trabajará de manera continua” con el objeto de zanjar la crisis institucional 


La tercera ronda del diálogo entre el chavismo y la oposición, auspiciado por el gobierno de Noruega, terminó sin acuerdos firmes pero con algunos avances, entre ellos la instalación de “una mesa que trabajará de manera continua” con el objeto de zanjar la crisis institucional que sufre Venezuela, informaron hoy fuentes oficiales y políticas.

“Como parte de este proceso, se ha instalado una mesa que trabajará de manera continua y expedita con el fin de llegar a una solución acordada y en el marco de las posibilidades que ofrece la Constitución” venezolana, reportó la cancillería noruega en un comunicado divulgado esta tarde.

El texto agregó que “está previsto que las partes realicen consultas para poder avanzar en la negociación”, sin detallar cuándo volverán a encontrarse, y reiteró su llamado a que los dirigentes observen “la máxima precaución en sus comentarios y declaraciones con respecto al proceso”, según reprodujo el diario caraqueño El Nacional.

Las conversaciones, celebradas entre el lunes y ayer en Bridgetown, la capital de Barbados, resultaron “un exitoso intercambio” para “dirimir las controversias por vías constitucionales y pacíficas”, afirmó el jefe de la delegación chavista y ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, en Twitter.

Más cauto, uno de los representantes del antichavismo en Bridgetown calificó la ronda como “regular”, según informó el diario digital Al Navío.

Fuentes de la negociación explicaron que las partes expresaron consenso general sobre la mayoría de los seis puntos incluidos en la agenda, pero aclararon que no alcanzaron acuerdos firmes, por lo que las conversaciones continuarán.

Las reglas del diálogo establecen que no se anunciará nada que no esté completamente acordado y firmado.

Entre los aspectos sobre los que hay coincidencia sobresale la necesidad de llamar a elecciones, no solo presidenciales -el antichavismo y más de 50 países desconocen el mandato actual del presidente Nicolás Maduro porque sostienen que surgió de comicios irregulares- sino también para renovar la composición de la Asamblea Nacional (AN), el parlamento unicameral, según las fuentes.

La oposición acepta adelantar los comicios para la AN -deberían realizarse en diciembre de 2020-, que controla holgadamente, para hacerlos coincidir con los presidenciales, pero exige a cambio la normalización del parlamento, hostigado por fallos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) creada por el chavismo para neutralizarlo.

Esa normalización comprende, por un lado, el regreso de los diputados chavistas a la AN, que según el diario oficialista Últimas Noticias ya fue ordenado por Maduro aunque aún no se formalizó.

Además, implica el levantamiento de las sanciones impuestas a diputados opositores, que incluye la prisión de un par -entre ellos, el vicepresidente del cuerpo, Édgar Zambrano- y el retiro de la inmunidad parlamentaria a más de una decena, que afecta, entre otros, al presidente del Legislativo y mandatario interino designado por ese poder, Juan Guaidó.

Asimismo, las partes coinciden en que las elecciones podrán efectuarse no antes de ocho meses después de que se alcance y se firme el acuerdo efectivo, pues en ese ínterin debe normalizarse la situación de decenas de partidos proscriptos y cientos de dirigentes inhabilitados, y actualizarse el padrón.

También -y este es uno de los seis puntos de la agenda en Bridgetown- acuerdan en que es preciso renovar la conducción del Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el chavismo y señalado como responsable de numerosas irregularidades en varios de los últimos comicios.

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