Cambaceres arrancó con el pie derecho el torneo de la D, y ya todos se ilusionan
Edición Impresa | 9 de Septiembre de 2019 | 04:24

Por LEANDRO DUBA
La mirada del pueblo de Cambaceres estaba puesta en el debut del equipo de Jorge Casanueva. El nuevo certamen que está en marcha tiene que marcar un punto de inflexión en el objetivo futbolístico del Rojo sabiendo que viene de realizar la peor campaña de su historia.
A pesar de que la Ciudad se mostró convulsionada por la asunción de Diego Maradona como entrenador de Gimnasia, el público respondió a las exigencias de este primer compromiso de la temporada.
Además, el dato saliente de la tarde fue el pre-estreno de la tribuna cabecera (la que da a espaldas a la calle Quintana), que después de cinco años fue ocupada los hinchas.
Pero más allá de lo anecdótico, Cambaceres arrancó el torneo de la D con el pie derecho y con el espíritu plenamente renovado. Con el debut de nueve jugadores (incluyendo al juvenil Rodolfo Fernández), se dio el gusto de ganarle en el 12 de Octubre a Argentino de Rosario, en un partido durísimo, friccionado, donde por momentos, hubo demasiadas piernas fuertes.
Pero dentro de ese contexto, el Rojo fue el que siempre propuso algo distinto. Por haber sido el primer partido oficial con numerosas caras nuevas, el equipo se la “bancó”. Intentó jugar a un toque, por abajo, y en velocidad, pero no siempre lo pudo hacer con precisión.
Sin embargo, en la primera llegada clara, a los 16, Maidana capitalizó un rebote en el arquero, y de “chilena” dejó sin chances al arquero Mateo Quintana.
El Salaíto intentó rearmarse en el medio, pero Camba supo corregir a tiempos algunos desaciertos, gracias trabajo de Marengo, Coronel y Matías Reali, volcado por derecha.
NADA DE NADA
Cambaceres salió en el complemento a cerrar el resultado, pero volvió a tener problemas en el traslado de la pelota, en el armado del juego y en las chances de pisar el área con peligrosidad.
La visita, en cambio, buscó recuperar rápido la pelota, fundamentalmente a partir del trabajo de Brian González, y salir rápido de contra. Pero cada intento fue bien resuelto por los centrales (Prieto y Dreer), quienes terminaron siendo una muralla en el fondo de Cambaceres.
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