Las conductas machistas hacen que el hombre viva 6 años menos que la mujer
Edición Impresa | 12 de Enero de 2020 | 03:36

Los modelos y prácticas impuestas socialmente a los hombres no sólo le cuestan la vida a cientos de mujeres cada año; también los propios hombres pagan el costo de ellas con su propia salud. Así lo muestra un informe presentado por la Organización Panamericana de la Salud según el cual los comportamientos machistas hacen que la expectativa de vida del varón en nuestro continente sea 5,8 años menor a la de la mujer.
Las expectativas sociales de los hombres para ser proveedores de sus familias, participar en conductas de riesgos, ser sexualmente dominantes y evitar discutir sus emociones o buscar ayuda -comportamientos comúnmente conocidos como “masculinidad tóxica”- contribuyen a tasas más altas de suicidio, homicidio, adicciones y accidentes de tránsito, así como de enfermedades no transmisibles, señala el informe “Masculinidades y salud en la Región de las Américas”.
La investigación destaca en este sentido que uno de cada cinco hombres muere antes de los 50 años en el continente americano y que muchas de las principales causas de muerte, incluidas las enfermedades cardíacas, la violencia interpersonal y los siniestros viales, están directamente relacionados con comportamientos “machistas” que se podrían revertir.
Según el informe, los roles, normas y prácticas de género impuestos socialmente a los hombres refuerzan la falta de autocuidado y el abandono de su propia salud física y mental. Este concepto de masculinidad, o “machismo”, conlleva tres riesgos generales: riesgo para mujeres y niños, en forma de violencia, infecciones de transmisión sexual y falta de responsabilidad compartida en el hogar; riesgo para otros hombres, como accidentes, homicidios y conflictos interpersonales; y riesgo para uno mismo, en forma de suicidio, accidentes, alcoholismo y otras adicciones.
DIFERENCIAS EN LAS CAUSAS
Las diferencias en la mortalidad masculina y femenina, según los investigadores de la OPS, comienzan a surgir alrededor de los 10 años, y aumentan rápidamente a partir de los 15 años de edad cuando predominan entre los hombres las causas violentas de muerte, como homicidios, accidentes y suicidios. Como resultado, la tasa de mortalidad de los hombres jóvenes es aproximadamente 4 a 7 veces mayor que la de las mujeres jóvenes.
Si bien los datos globales para algunas causas de muerte, incluida la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las infecciones de las vías respiratorias inferiores y la diabetes, siguen siendo similares entre hombres y mujeres, tres de las principales causas de muerte muestran variaciones significativas entre ambos: la violencia interpersonal (en la que sobresalen los homicidios, a razón de siete hombres por mujer), los traumatismos debido a accidentes de tránsito (tres hombres por cada mujer fallecida) y la cirrosis hepática causada por el alcohol (donde la tasa de mortalidad del hombre duplica a la de la mujer)
A partir de los 50 años, las enfermedades crónicas no transmisibles comienzan a afectar desproporcionadamente a los hombres, que tienen menos probabilidades de cuidarse a sí mismos o buscar atención médica temprano.
Como resultado, si bien hay más niños que niñas nacidos en el mundo (105 niños por cada 100 niñas), este número comienza a invertirse entre las edades de 30 y 40, y a la edad de 80, hay 190 mujeres por cada 100 hombres, dado que los hombres mueren a edades más tempranas.
“MASCULIniDAD INVISIbILIZADA”
“No debemos perder de vista el hecho de que las mujeres tienen riesgos diferenciales asociados con su condición de mujeres. Pero la socialización de los hombres también conduce a una amplia gama de problemas de salud que sólo pueden abordarse a través de políticas, programas y servicios de salud receptivos que se centren en sus necesidades particulares”, señala Anna Coates, jefa de la oficina de Equidad, Género y Diversidad Cultural de la Organización Panamericana de la Salud.
La especialista subraya que este análisis de la salud masculina desde una perspectiva de género sería “impensable” sin el antecedente del feminismo y llama a “movilizar la voluntad política y los recursos necesarios” para contemplar las necesidades de los hombres y las mujeres por igual.
“El término de género se ha asumido como sinónimo de ‘mujeres’. Las masculinidades se han invisibilizado o naturalizado, y las diferencias y las desigualdades entre ambos géneros y en cada uno de ellos no han llegado a abordarse”, advierte.
¿Cómo subsanar el impacto negativo de las “masculinidades tóxicas”?
Algunas de las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud incluyen mejorar la difusión de datos, desarrollar políticas públicas y programas específicos de salud, eliminar barreras de acceso a la atención, promover la educación en salud, capacitar a los trabajadores del sector y dirigir la prevención a niños y jóvenes.
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