Una historia de más de un siglo y el “boom” de las últimas décadas

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El auge de los hostels en el país tuvo su origen hace no más de dos décadas, cuando a principios del nuevo siglo se dio el “boom” del turismo gasolero explotó en la capital federal. Pero a nivel mundial la historia de los hostels se remonta a 1909, cuando el primero de ellos fue fundado en la ciudad alemana de Altena como una alternativa para alojar a grupos de escolares en vacaciones.

Las crónicas cuentan que una década más tarde, sobre la base de esa experiencia nacía la Asociación de Hostels Juveniles, que rápidamente se extendió por toda Europa.

Aunque en su origen los propios huéspedes debían encargarse de las tareas de limpieza y mantenimiento, esa modalidad se fue adaptando a una nueva demanda de alojamiento: la impulsada en los sesenta por miles de jóvenes mochileros deseosos de lanzarse a conocer el mundo y entrar en contacto con otras culturas.

Con su propuesta de alojamiento comunitario a precios razonables, los hostels dieron lugar a organización sin fines de lucro, conocida como Hostelling Internacional, que nuclea a más de 4 mil albergues acreditados en unos ochenta países. Pero existen además otros tantos que operan por su cuenta.

Si bien la mayoría de ellos funciona en casas y residencias ubicadas en los centros de las ciudades, los hay también en edificios históricos, viejos buques sobre el río Danubio en Hungría y hasta un castillo victoriano en Londres.

 

 

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