Los hostels suman comodidades para atraer a distintos perfiles de huéspedes

Con una oferta que se diversifica al ritmo de una demanda cada vez más ligada al ámbito universitario y al denominado “turismo de reuniones”, el mercado local de los hostels renueva su perfil y se consolida como una opción para aquellos que disfrutan de socializar y buscan alternativas más económicas a los tradicionales hoteles.

Es que el año pasado llegaron a la Ciudad unas 70 mil personas para participar de congresos, jornadas profesionales y eventos sociales (ver aparte) y un buen número optó por alojarse en hostels en los que generalmente se comparten las habitaciones y la cocina. Además de que esos albergues invitan a los turistas a interactuar y conocer gente, muchos los eligen porque llegan a costar hasta la mitad de lo que sale un hotel.

Aunque hay una decena que publicitan su servicio a través de distintos medios, desde el área de Turismo de la Comuna se informó que solo seis hostels están habilitados.

La característica de este tipo de albergues es que la mayoría de las habitaciones son para compartir, aunque algunos ofrecen también cuartos privados; además es posible manejarse en los espacios comunes como si se tratara de una casa: se puede cocinar, guardar alimentos etiquetados en la heladera, descansar en el patio, ver televisión y utilizar las computadoras. La mayoría proporciona ropa de cama, toallas y desayuno.

En 50, entre 15 y 16, funciona uno de los primeros hostels que se abrió en La Plata: cuenta con 22 camas y, según menciona Eric, uno de los empleados del espacio, el perfil de la gente que se aloja es “familiar”.

“Recibimos mucha gente que viene a encuentros de la Universidad, fundamentalmente de Psicología y Periodismo, extranjeros que hacen intercambio y algunos que los manda la empresa por trabajo”, asegura Eric.

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NUEVOS TIEMPOS

Esta modalidad de alojamiento donde todo, salvo la cama, suele compartirse, hizo pie en la Ciudad hace una década. Por entonces se trataba de un fenómeno popular entre los jóvenes que se lanzan a conocer el mundo con su mochila a cuesta, pero ya se advertía que en La Plata la demanda estaba también muy ligada a la oferta académica local y a los eventos profesionales.

Con los años, el crecimiento del sector de hostels trajo aparejada también una diferenciación en cuanto a las ofertas. Un lustro atrás los dueños de hostels contaban que se apuntaba, sobre todo, a un público joven, de entre 20 y 35 años. Pero ahora apuestan a perfiles diversos, desde grupos familias hasta profesionales que llegan para participar de eventos.

La competencia también hizo que se ampliara la oferta de servicios que ofrecen estos alojamientos. Hoy, en la mayoría de los hostels, la tarifa incluye desayuno, acceso a internet, lockers, ropa de cama, espacio para guardar equipaje, limpieza de habitaciones y cocina equipada.

En el hostel de 50, por caso, se albergan personas de todas las edades y es usual que intercambien conversaciones en el patio o que se junten a comer al costado de la parrilla o en la cocina.

Estos meses se consideran de temporada baja. En este hostel todas las habitaciones tienen el mismo precio: en enero sale $750 por persona y en febrero, $850. Los huéspedes reciben desayuno, ropa de cama y toallas y, si se quedan por varios días, se benefician con promociones; por ejemplo, si la estadía es de cuatro días, se pagan tres.

Otros hostels también promueven eventos artísticos y cursos para sumar atractivos a los huéspedes mas jóvenes. La mayoría de los alojamientos consultados por EL DIA destaca que quienes llegan a La Plata, a diferencia de lo que ocurre con otros sitios turísticos, no piensa en el hostel como un lugar al que solo se va a dormir, sino que es alguien que busca “sentirse como en su casa”, emplea los espacios comunes para leer o trabajar con la computadora y privilegia el tiempo de descanso en atmósferas mas bien silenciosas.

Leo, encargado de un hostel de 4 casi 44 que se inauguró en diciembre de 2012, dice que el edificio tiene perfil ecológico y capacidad para 73 huéspedes. La mayoría de los turistas que recibe es gente que asiste a cursos, congresos y seminarios. No obstante, también alojaron a personas que llegaron a La Plata para resolver tratamientos médicos u otros que, por ejemplo, quedaron varados al perder el último tren.

“La gente que viene a conocer la Ciudad se queda muy poco, a diferencia de los que llegan para hacer congresos que tal vez pasan 15 días. La mayoría es de Latinoamérica, de países como Ecuador. Los que llegan de Europa se alojan por algunas semanas hasta que se ubican en departamentos, aunque también tuvimos un turista que se quedó un año”, afirma.

Esas instalaciones cuentan con mil metros cuadrados de espacios compartidos; las habitaciones son para 4, 6 y 8 personas, todas disponen de baño, ropa de cama, toallas, aire acondicionado, lockers amplios y señal de wi fi.

Según cuenta, se privilegia la sustentabilidad de los recursos naturales. Por ejemplo, las habitaciones abren con una tarjeta electromagnética que también se utiliza para poner en un dispositivo con el que se enciende la luz; por eso cuando el huésped se va y se lleva la tarjeta, automáticamente, se apaga la luz. Otros elementos para la optimización de los recursos son los termo tanques que funcionan con energía solar, la iluminación LED y los sanitarios que cuentan con doble descarga y mochila pequeña para no malgastar el agua. Además se reciclan los residuos.

“Para el Encuentro de la Mujer teníamos todo alquilado desde hacía un año y los Testigos de Jehová reservaron con 8 meses de anticipación; en nuestro hostels se particularizan muchos servicios, hay espacios grandes y dos patios, la gente se siente cómoda, cocina o compra las viandas que tenemos y sale la mitad menos que muchos hoteles”, agrega Leo.

En ese hostel la habitación privada matrimonial cuesta $1.800 por noche; la compartida de 4 camas sale $900 por persona y la de 6, $850. Allí también se hacen descuentos por estadías prolongadas, por ejemplo del 10 por ciento por semana y del 20 por ciento para los que se queden por un mes.

Es que este tipo de establecimientos ofrecen tarifas diarias pero también precios por semana, quincena o por mes y se diferencian de un hotel por tener precios más bajos. Esa tarifa “más razonable” es lo que atrajo a Matías (18), oriundo de Lima, Perú, quien, dijo, se apuntó en la facultad de Ingeniería y se instaló en un hostel céntrico para “el primer mes”. Como todavía no sabe cómo se va a adaptar a la Ciudad y a la carrera, decidió hospedarse temporalmente bajo esta modalidad.

Al igual que la mayoría de los huéspedes, lo que más valora del lugar es la socialización; la cocina, agrega, suele ser uno de los espacios compartidos preferidos para interactuar. Mirar películas en grupo, jugar al pool, al metegol, o ir a bailar son actividades frecuentes en este tipo de experiencias. Si bien muchos de los visitantes llegan por trabajo o por placer, en los hotels aseguran que la gran mayoría lo hace por estudio. Por eso es uno de los sectores que suele verse favorecido por la organización de eventos puntuales, como congresos y jornadas (ver aparte).