Estudiantes mejoró, pero sigue estando muy por debajo de lo que espera su gente

Por MARTÍN MENDINUETA

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Está claro que el momento futbolístico albirrojo a nadie deja conforme. Ningún parámetro lo ayuda. Quiere levantar la cabeza y todo le cuesta horrores. Hace mucho que no gana, hace un montón que no convierte goles y hace rato que no juega bien. El combo es fatal para cobijar cualquier ilusión.

Terminó la noche del pasado lunes abrazado a un empate poco seductor, aunque útil para la permanencia de su cuerpo técnico en el cargo. Si hubiera vuelto a perder, probablemente Leandro Desábato y sus colaboradores ya no estarían dando indicaciones en la cancha principal del Country.

El primer tiempo jugado con más orden, mejor postura colectiva y algunos destellos individuales interesantes, hizo que en la balanza general de los merecimientos la igualdad resultara lo más justo. “Punto sumado por lo menos no es derrota”, pensaron los que necesitan amigarse con el optimismo. “Puntito”, corrigieron con tono altanero los más crueles porque no soportan ver que Estudiantes se haya ido derechito a la zona de perdedores. La cosecha de puntos es tan pobre que hace rato se esfumó la incógnita en cuanto a su futuro competitivo.

SEÑALES POSITIVAS

Durante la media hora inicial se observó a un “León” concentrado y bien parado en el campo. Con menor distancia entre líneas. Moviéndose en bloque, presionando a partir de una actitud más saludable y “pellizcando”, gracias a la denominada presión alta, algunas pelotas cerca del área de San Lorenzo que inquietaron a Fernando Monetti. En ese lapso, se comprometió con el juego Darío Sarmiento y, si bien no pudo terminar con éxito ninguna de las muy buenas intervenciones que inició combinando velocidad y gambeta, su aporte le entregó aire, frescura y algo de expectativa a cada avance.

El “Demonio” García también mostró enjundia y atrevimiento para encarar con pelota dominada. Uno por derecha y el uruguayo por la izquierda fueron gestores de esa mejoría que calmó, un poco, el ambiente repleto de disconformismo. El pibe de 17 años, que parece estar cerca de ser vendido a Europa, por fin mostró algo de ese brillante potencial que le asignan aquellos que más y mejor lo conocen. Todavía no deslumbra. Nunca fue la figura del equipo. Por eso, si Estudiantes lo transfiere recibiendo tantos millones como se especula, habrá concretado otro excelente negocio.

En el listado de las cuestiones positivas sigue estando, firme y creciendo, David Ayala. En otro contexto, su carácter y generoso despliegue en la zona media treparía alto. Colombo tiene cosas interesantes. Es el que ejerce la voz de mando en la “cueva”. E Iván Erquiaga, si consigue lanzar mejores centros con pelota en movimiento, está en condiciones de quedarse con el puesto que, a priori, era para Nicolás Pasquini.

Nada nuevo para escribir sobre Mariano Andújar. Representa la mayor riqueza individual del equipo. Regresó a su nivel y protagonizó una tapada clave a puro reflejo. Después del partido habló para la TV y pareció empezar a despedirse del club. Al menos dejó esa sensación.

SI NADIE CONDUCE...

...Estudiantes continuará cruzando la mitad de la cancha sin tener rumbo. En el bajísimo nivel que viene mostrando, “Tití” Rodríguez no debiera ser titular. Deambula hasta pasar desapercibido. No se muestra. No participa. No encara ni arriesga pases entre líneas. Lateraliza el juego y así desperdicia la tenencia de la pelota. Hace mucho que se debate cuál es la mejor posición para quien regresó del fútbol de Estados Unidos y la respuesta certera brilla por su ausencia.

Estudiantes no es un equipo confiable y ese rasgo de debilidad acentúa el fastidio de los hinchas. Verlo sin consistencia, genera que el ciclo permanezca muy cuestionado. El “Chavo” tiene claro que tendrá que defender su lugar de privilegio partido a partido, semana a semana. Tal vez por ello uno pueda comprender que haya puesto a Nicolás Bazzana para “cuidar” el empate, cero a cero y como local, que terminó consiguiendo.