Diego, entre el respeto de unos pocos, la ironía y los silbidos

La gente de Central le dio un gran apoyo a su club, algunos insultaron al 10 y lo despidieron gritando “de la mano de Diego se van a la B”

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ROSARIO
(Enviados Especiales)

Después de todo lo que se había hablado en la previa, había llegado el momento. El ómnibus de Gimnasia llegaba al Gigante de Arroyito en una tarde tremenda de calor. El termómetro llegaba a los 36º grados cuando a las 18:15 custodiado por varios patrulleros con sus sirenas sonando que alteraron a quienes estaban en las piletas del Club Regatas, entidad pegada al estadio Canalla, el micro llegó hasta el portón de entrada. Los chiquitos se agolpaban contra una rejas y empezaban a gritar “olé olé olé olé, Diego, Diego”. El micro marcha atrás se metía hasta la puerta del ingreso al vestuario donde había una manga desplegada para que nadie vea nada.

A las 18:22 Diego pisó suelo rosarino, con sus anteojos espejados y rodeado de seguridad. Desde lejos, hinchas de Central que sabían lo que pasaba, gritaban insultos para el “Diez”.

Pero la primera reacción general fue cuando la voz del estadio dió los equipos y nombró a Maradona. Mientras Fatura Broun recibió un caluroso aplauso, cuando nombraron al DT hubo tibios silbidos y algunos aplausos aislados.

El encuentro comenzó más tarde del horario original de las 19:40. Con el Gigante de Arroyito en plena ebullición, Diego pisó el césped a las 19:53 pero fue tan impresionante el recibimiento que los hinchas le dieron a su equipo con fuegos artificiales y bombas explotando por todos lados, que la presencia de Diego quedó en un segundo plano. No hubo lugar para silbidos ni aplausos. La multitud Canalla cantó sin parar de manera ensordecedora mientras a paso lento el técnico mens sana comenzó su caminata hacia el banco de suplentes, y para ello debió cruzar todo el ancho del campo de juego.

Maradona miró al cielo, observó los fuegos artificiales, se persignó y caminó solo, con la mirada al frente sin hacer un solo gesto.

Una vez que Diego se sentó en el banco, recibió la visita de Diego Cocca y sus ayudantes. Hubo unas palabras, risas y abrazos en el arranque. Inmediatamente la gente empezó a cantar, “el que no salta es un inglés”, pero el DT albiazul no salió del banco y no se prendió a “saltar” como en todas las canchas del fútbol argentino que había visitado hasta anoche el Diez.

Con el partido en marcha, fue el Gallego Méndez quien se la pasó caminando de un lado a otro en el corralito y el “Diez” se mantuvo prácticamente siempre sentado.

UNA BANDERA CON UNA IRONÍA

La contrapartida del grito “el que no salta es un inglés”, en alusión directa a a la gesta de Diego en 1986 contra los ingleses, fue una irónica bandera colocada en una de las tribunas del Gigante de Arroyito.

La misma decía “Central te ama más que nunca, antes como ídolo, ahora como hijo”, con un claro palo para Newell’s, el rival de la ciudad del club canalla.

Cuando terminó el primer tiempo, se dio un abrazo afectuoso entre Fito Rinaudo y Diego Maradona, antes de meterse en la boca del túnel. Vale recordar que el ex hombre de Gimnasia fue convocado en su momento por Diego a la Selección Nacional, meses antes del Mundial de Sudáfrica 2010.

Tras ellos, cuando el Diez se acercó al túnel, recibió una estruendosa silbatina de los hinchas canallas que estaban en ese lateral.

En el final, los locales gritaton “de la mano de Diego se van a la B”, en un cierre explosivo en el Gigante de Arroyito.

 

 

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