Cuáles son los errores más comunes al querer bajar de peso en vacaciones

Con el calor en su pico máximo, son varios los que quieren adelgazar en poco tiempo y recurren así a planes alimentarios que prometen resultados milagrosos pero que pueden ser un verdadero peligro para la salud

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Pasaron las Fiestas y el cuerpo lo sabe. ¿Qué mejor, entonces, que aprovechar el clima de verano y la tranquilidad de las vacaciones para encarar una dieta que nos haga perder esos kilos ganados durante el año? Pero cuidado: así como lo barato a veces sale caro, advierten los expertos, una dieta que promete resultados milagrosos en poco tiempo puede convertirse en un verdadero peligro para nuestra salud.

Lo primero a tener en cuenta si la decisión de bajar de peso ya está tomada es pedir un turno con un médico nutricionista y empezar así a lograr el objetivo deseado de forma consciente, con un plan alimenticio en base a lo que el cuerpo necesita, con alimentos saludables que aporten minerales, nutrientes y fibras.

“En apariencia pueden ser eficaces -advierte la nutricionista Analía Valerino-, pero casi siempre se trata de planes alimentarios poco saludables y que, a largo plazo, nunca dan los resultados esperados. Las llamadas dietas de verano son un clásico de esta época y vemos que no hay una conciencia real de lo dañinas que pueden ser”.

Un hábito común al querer bajar de peso es saltar comidas, lo cual genera el efecto contrario al deseado

 

No muy distinto es lo que opina la licenciada en Nutrición Agustina Murcho, para quien la imposición de querer estar delgado a toda costa durante el verano “hace que las personas vulnerables puedan desarrollar un grave trastorno alimentario. Las publicidades y el culto al cuerpo delgado y ‘perfecto’ alimentan a que las personas con baja autoestima no se quieran como son, que quieran copiar el cuerpo de otro y terminan así lastimando el propio”.

Una de las costumbres que más se adopta, de acuerdo a lo que apuntan los especialistas, es restringir alimentos (sobretodo hidratos de carbono y proteínas). Pero un plan alimentario de este tipo genera un desbalance en la proporción de nutrientes y energía que cada persona necesita. Por eso, se apunta, los hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales se relacionan directamente con las necesidades de cada cuerpo y no pueden limitarse de manera arbitraria.

Otro hábito frecuente para bajar de peso es saltar comidas. Esto no sólo produce el efecto contrario al deseado, sino que inevitablemente genera la necesidad de compensación en la siguiente comida. Si lo que se desea es evitar un atracón, lo recomendable es incorporar colaciones entre las cuatro comidas diarias. Esto permitirá mantener una sensación de saciedad durante todo el día y consumir porciones más pequeñas al sentarse a la mesa.

“Muchas veces lo que ocurre es que la persona come todo lo que tiene ganas durante un viaje, o en sus vacaciones, y luego regresa con la obligación de hacer dieta para eliminar los kilos de más”, dice Murcho, para quien “un atracón por semana puede generar distintas situaciones que podrán afectar al patrón alimentario que se tiene”.

Si bien los jugos frescos son un clásico del verano, y se los ve como una bebida saludable, también con ellos hay que tomar algunos recaudos a la hora de incorporarlos a una dieta. Las frutas, se explica, poseen una mayor concentración de azúcar cuando se las exprime. Por eso es recomendable consumir la fruta entera para aprovechar sus propiedades nutritivas como vitaminas, minerales, fibra y agua. Además, si lo que se busca es generar un efecto de desintoxicación, se puede realizar haciendo un desayuno y almuerzo con frutas.

En estas dietas que proliferan en verano también es común escuchar sobre dietas en las que se elimina la proteína, que se encuentra en las carnes, huevos o lácteos. Lo aconsejable, coinciden los nutricionistas, es consumir entre 60 y 80 gramos de proteínas de alto valor biológico diarios (una porción de carne, dos porciones de queso y claras de huevos). En el caso de los vegetarianos, se recomienda consumir legumbres de todo tipo combinadas con cereales (por ejemplo, soja o lentejas con arroz).

 

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