Una demora en la notificación, la causa del brote de dengue en el casco urbano

Aseguran que el foco se produjo porque se esperó a tener una confirmación de laboratorio para reportar el primer caso importado: el de un vecino que contrajo el virus estando de viaje y regresó enfermo a la Ciudad

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Por: NICOLÁS MALDONADO
 

nmaldonado@eldia.com

El último fin de semana largo de Carnaval, Erika Sánchez (24), una estudiante de Periodismo que vive en un pensión en 43 entre 11 y 12, comenzó a tener fiebre. Como había estado expuesta al aire acondicionado, supuso que sería una gripe y se fue a acostar. Al día siguiente, sin embargo, su cuadro había empeorado: la migraña no sólo era más intensa sino que sentía además un fuerte dolor detrás de los ojos y le había aparecido en el cuerpo una especie de sarpullido que la preocupó.

El lunes 24 de febrero “fui a la guardia del Hospital Gutiérrez, donde en principio me dijeron que podía ser una alergia, pero cuando les comenté que además me dolía mucho atrás de los ojos me llevaron enseguida a Infectología. Ahí me sacaron sangre para hacer un estudio y me dijeron que podía tener dengue”, cuenta Erika, quien reconoce que hasta entonces no se le había pasado ni remotamente por la cabeza que podía contraer esa enfermedad.

Dos días después de que Erika fuera atendida en el Gutiérrez, un vecino suyo que vive en 8 y 43 se presentaba en la guardia del Instituto del Diagnóstico con un cuadro similar. “Arranqué con un poco de fiebre y mucho cansancio muscular, pero después me apareció un sarpullido en el pecho que se me extendió por todo el cuerpo”, cuenta Diego, que tiene 40 años y es diseñador. Tampoco él se había imaginado que lo suyo podía ser dengue, como le confirmó días más tarde el médico infectólogo que lo atendió.

“Los casos sospechosos de dengue deben ser notificados de inmediato. No se puede esperar su confirmación”

Silvia González Ayala Médica infectóloga

 

Diego y Erika son dos de las cinco personas que contrajeron dengue en el centro de La Plata como resultado de un brote que genera una profunda alarma y que se habría desatado por “una demora en la notificación del primer caso importado”: el de un vecino que contrajo el virus estando de viaje y regresó enfermo a la Ciudad.

Este primer paciente “fue hacer una consulta médica, lo atendieron y sospecharon que podía tener dengue, pero en lugar de notificar el caso (a las autoridades sanitarias de la región para que adoptaron medidas preventivas) esperaron a tener la confirmación de laboratorio. Mientras tanto los mosquitos (que pudieron haberlo picado estando ya en La Plata) tuvieron tiempo de hacer el ciclo y empezar a transmitir la infección”, cuenta la infectóloga Silvia González Ayala, titular de la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de la UNLP y una experta en arbovirosis emergentes que ha seguido de cerca el brote local.

El ciclo al que se refiere González Ayala es el que realiza el dengue dentro del mosquito luego de que éste se alimenta con sangre de una persona infectada, un proceso que dura entre 8 y 12 días en los que el virus pasa de su aparato digestivo hasta sus glándulas salivales quedando en condiciones de ser trasmitido a una persona sana. Cumplido ese ciclo, el riesgo no se limita sólo a que ese mosquito vuelva a picar sino a que ponga huevos, ya que éstos pueden persistir hasta un año y dar lugar nuevos mosquitos infectados al encontrar las condiciones adecuadas de humedad y calor. De ahí la importancia de actuar con rapidez.

UN AMPLIO SECTOR DEL CENTRO

“Un caso sospechoso de dengue debe ser notificado de inmediato para hacer el control de foco: identificar el domicilio de la persona y hacer el descacharrado no sólo en esa manzana sino en las nueve que están alrededor”, señala González Ayala, quien explica que el foco de contagio que se generó en el casco urbano de La Plata abarca hoy un área que va desde la avenida 7 a la 13 y desde la calle 38 a la 45.

“Hay que enfatizar la importancia de la notificación inmediata ante casos sospechosos -agrega-. Con el dengue no se puede esperar a que estén los resultados de laboratorio porque se generan epidemias focalizadas como la que tenemos hoy”.

“A casa vinieron enseguida a fumigar pero ya había otros casos en el barrio”, cuenta Erika, que vive en una pensión de estudiantes junto a otras veinte chicas y no sabe muy bien dónde pudo haberla picado el mosquito que la infectó. “Posiblemente haya sido en la Plaza Belgrano: estaba llena”, dice.

Tampoco Diego tiene idea del lugar donde lo puedo haber contraído. “Al principio cuando me dijeron que era dengue pensé que me lo había agarrado en un campo donde estuve unos días antes, pero después me enteré que el mío no era el único caso en el barrio, por lo que creo que debe haber sido acá”, cuenta Diego, quien aún no termina de recuperarse.

“En mi caso fue como una gripe fuerte. Además de fiebre, tuve mucho malestar físico. Pasaron ya once días desde que empecé a tener los primeros síntomas y todavía me siento muy débil a pesar de que me preocupo mucho por mantenerme en buen estado físico y comer bien”, dice al reconocer que “hasta no sufrirla no había tomado conciencia” de lo que implica esta enfermedad.

“Lo noto también en mi entorno de amigos -dice-: recién ahora que conocen a alguien que tuvo dengue han empezado a cuidar seun poco. Y lo mismo me pasa a mí: ando con repelentes en la camioneta, en casa y en el estudio para tener siempre uno a mano. Más allá de que no puedo correr el riesgo de re infectarme por lo peligroso que podría ser, ahora me la paso tirándole repelente a mi hija y mi viejo para que no les pase lo mismo que a mí”.

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