Afirman que casi 900 mil personas perdieron su trabajo durante la cuarentena

Los datos surgen de un estudio elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), dependiente de la Universidad Católica Argentina (UCA)

Según un reciente estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), dependiente de la Universidad Católica Argentina (UCA), la epidemia de coronavirus tendrá un fuerte impacto en nuestro país en términos laborales, pudiendo perderse hasta 900 mil puestos de trabajo en total, incluyendo formales e informales.

Se trata de estimaciones para el segundo semestre del año, elaboradas a partir de los datos de los primeros 45 días de la cuarentena y presentadas por el organismo que dirige el sociólogo Agustín Salvia. La pérdida de puestos de trabajo será para asalariados, no asalariados, formales e informales, aunque el mayor impacto se sentirá en última categoría.

Para la UCA, ya se perdieron 120 mil puestos de trabajo en el área de autónomos y empleadores formales, mientras que los asalariados formales disminuyeron en 150 mil posiciones, la caída de los asalariados informales fue de 180 mil puestos y los cuentapropistas no profesionales informales perdieron 160 mil puestos. La mayor caída es la de los trabajos eventuales, de supervivencia y changas, que sufrieron 250 mil bajas. La cifra total de pérdidas de puestos de trabajo ya alcanza los 860 mil, entre el inicio de la cuarentena y el 12 de mayo, sobre una base de 18 millones de ocupados.

Según Salvia, a lo largo del período de aislamiento social se fueron dando golpes sucesivos al mercado de trabajo que fueron afectando a distintos tipos de trabajadores.

“El primer impacto fue el del momento cero, de la fase inicial del aislamiento, que recayó sobre cuentapropistas o pequeños trabajadores independientes y pequeños empleadores de barrio. El shock de parálisis del transporte y espacios públicos golpea mucho al trabajador independiente informal, el vendedor ambulante el empleado no registrado de pequeños comercios”, dijo Salvia.

“El segundo shock fue sobre obreros y empleados asalariados de pymes, los que estaban en negro. Ya en abril, en el que la parálisis golpea a esas unidades económicas por el nivel de actividad o porque el negocio nunca abrió y esos sectores se quedaron sin trabajo. Esto abarca desde peluquerías, hasta el garage o prestadores de servicios que contratan unos pocos trabajadores. No estoy abriendo, no hay trabajo”, comentó.

La extensión de la cuarentena adminsitrada, que fue liberando en forma gradual cada vez más sectores generó un cierto alivio a este tipo de pequeñas empresas, comercios y prestadores de servicios. Pero eso no redundó necesariamente en una vuelta al trabajo de sus empleados.

“Hasta donde pudimos ver la flexibilización va a mejorando la situación pero el trabajador no registrado no recupera el trabajo. Porque el costo de reactivar en una situación de parálisis es muy alto. Puede abrir, pero no llama al empleado. Están semiabiertos para ver si cubren lo mínimo”, comentó el sociólogo.

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