“Estudiantes es una gran familia y Sabella un verdadero maestro”

El Samurai, que está jugando en Andorra, recordó su paso con la camiseta albirroja y llenó de elogios al DT

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Adrián D’Amelio

adamelio@eldia.com

Andorra es un pequeño principado, que se encuentra ubicado en el suroeste de Europa. Los 468 Km2 que conforman el territorio -con un total de 77 mil habitantes- se encuentran rodeados por España y Francia. Hay una parte “vieja”, donde se conserva las antiguas construcciones, y otra nueva, en donde predomina la parte edilicia más moderna; mientras que el idioma que preponderante en las calles es el catalán.

En ese exótico y diminuto país europeo existe una liga de fútbol, también muy pequeña, con características “casi amateurs” (semiprofesional) que está conformada solamente por ocho equipos de Primera División. En uno de esos clubes juega un campeón de la Copa Libertadores de América con la camiseta de Estudiantes: Christian Ariel Cellay, sí el propio Samurai.

Cellay llegó a Andorra hace algo dos años. “Tenía una propuesta para ir a jugar al fútbol de Gibraltar, pero a último momento se cayó el pase, por lo que apareció lo de este país que gentilmente me abrió sus puertas”, comentó el Samurai en el diálogo que mantuvo con este medio a lo que agregó que “yo hacía un año que estaba parado, sin club, entrenando por mi cuenta”.

Tras su salida de Boca, Cellay tuvo una trayectoria discontinua en lo que se refiere a lo futbolístico. Seis meses después cruzó la cordillera y se fue a jugar a Rangers de Chile en 2014. Al año siguiente pasó a Mushuc Runa SC de Ecuador para luego cruzar el océano Atlántico y aterrizar en Andorra.

En primera instancia, el Samurai jugó en el Unió Esportiva Sant Julià de la Primera División andorrana, donde disputó seis cotejos y no marcó goles. En 2017 se puso la camiseta del Unió Esportiva Engordany de la misma liga (43 partidos y 6 tantos). Aunque la travesía no terminó ahí, ya que volvió al Sant Julià, donde además de ser parte del plantel también pasó a cumplir la función de director deportivo de dicho club; mientras que en la pasada temporada disputó 17 encuentros y señaló una conquista.

“La verdad que nunca imaginé que iba a jugar acá. Este es un fútbol prácticamente amateur. En la Liga hay ocho clubes; mientras que Andorra FC, que fue comprado por la empresa Kosmos propiedad de (Gerard) Piqué, está participando en uno de las categorías de ascenso de España”, siguió diciendo Cellay.

El ex defensor de Estudiantes, que se inició en Huracán, cuenta que los cuatro partidos de la fecha se juegan el mismo día y en la misma cancha; mientras que en los días de semana se comparte el campo de juego para los entrenamientos con el equipo rival del fin de semana, uno en una parte del mismo y el otro se posiciona en la mitad restante.

Más adelante, Cellay agregó que “en la llegada a este país comencé jugando para Unió Esportiva Sant Julià, después lo hice la camiseta de Unió Esportiva Engordany; mientras que luego retorné al primer equipo que me cobijó en esta tierras, pero además me propusieron ser director deportivo y la acepté, porque es algo que me gusta y a pesar de ser un futbolista más no me ha generado roces entre los jugadores y el entrenador”.

En otro tramo de la entrevista con este medio, Cellay añadió que “esta no es un plaza para venir a jugar y hacer dinero; aunque desde mi puesto de director deportivo del Saint Julià estoy intentarlo darle al club una perspectiva más profesional como se merece un futbolista. Por ejemplo antes cada uno se tenía que llevar la propia ropa que jugábamos para lavarla en la casa. Ahora no, el club se encarga de hacerlo. Son pasos que se van dando para que el futbolista se sienta más cómodo y respetado”.

La Liga de Andorra, como la mayoría de las competencias a nivel mundial, estuvo detenida por la pandemia de coronavirus. Concretamente estuvo parada desde el 5 de marzo hasta el primer fin de semana de este mes. Cellay explica que “al ser un país pequeño, la situación del Covid-19 fue bien controlado. Además al estar cerca de España, donde se hicieron muy mal las cosas, se tomó como ejemplo para no repetirlas”, recalcó el defensor que también tuvo un paso por el seleccionado argentino.

Cellay, que tiene un cierto tono español a la hora de hablar y también latiguillos, se encuentra muy a gusto en Andorra. “Como lo dije, la gente me trató muy bien acá. Además existe mucha tranquilidad, prácticamente no hay robos. Hace un tiempo, dos ladrones robaron una joyería en el centro de los que es la capital (Andorra la Vieja). Las autoridades inmediatamente cerraron los dos accesos fronterizos, uno hacía a España y el otro a Francia. A los pocos días se los encontró en las colinas, ya que no pudieron escapar”.

Al margen del fútbol, Andorra le cambió la vida a Christian Cellay. El pasado 19 de abril se volvió a convertir en papá con el nacimiento de Triana (pesó 3.100 kg) fruto la relación con su actual pareja, Alicia, una andorrana que conoció hace cerca de dos años. El Samurai ya tenía dos hijas: Keila (15) y Tahirah (10) -ambas también viven en aquel país- como consecuencia de su primer matrimonio.

Claro que en el diálogo no podía faltar el tema de Estudiantes. Cellay se incorporó 2008 procedente de Huracán, donde debutó en Primera División. Mariano Andújar -con quien jugó en el Globo- fue uno de los nexos vinculantes para que el Samurai se ponga la camiseta albirroja.

“Estudiantes es un club único -siguió diciendo-, porque como dicen todos es una gran familia. En mi caso lo pude constatar en carne propia. El simpatizante te trasmite su cariño de una manera particular. Es totalmente distinto a todos. Al final me transformé en un hincha más al igual que mis dos hijas, que son Pinchas a muerte”, resaltó Cellay.

Para Cellay no le pudo pasar nada mejor en su carrera que jugar en Estudiantes y ser campeón. El defensor formó parte del plantel albirrojo que consiguió la cuarta Copa Libertadores para el club de avenida 53. “Fue algo increíble que ganas lo voy a poder olvidar en mi vida y de la manera que se logró en Brasil, donde pocos equipos pueden ganar y menos alzar el trofeo”, señaló el Samurai.

Esa final de la Copa Libertadores de América frente a Cruzeiro para Cellay fue el punto más alto de su carrera como futbolista. “El año anterior, se nos había escapado la Sudamérica. Cuando nos hacen el gol en el Mineirao y se nos ponen uno a cero arriba; pensé no nos podía pasar otra vez lo mismo. Si bien, nos costó unos minutos para reacomodarnos, le pudimos empatar enseguida y después de ahí nos dimos cuenta que con coraje le podíamos ganar y así ocurrió demostrando que éramos un equipo valiente en la adversidad”.

Más adelante, Cellay agregó que “tuve la suerte de ser partícipe del gol del empate. Le toco la pelota a Sebastián (por Verón). Él avanza unos metros. Yo paso al ataque por la banda del lateral derecho y me cruza un pase increíble. Sabía que tenía que llegar a la altura del área para mandar el centro. Lo tiré al primer palo para Mauro (Boselli). No alcanzó a darle, pero por suerte por atrás entraba la Gata Fernández para empujar el balón al arco”.

Muchos no se acuerdan, pero Cellay jugó ese partido lesionado. El propio Samurai comenta que “en el choque de local contra Defensor Sporting me rompí el menisco durante el primer tiempo por tratar de salir jugando. Ya se había lesionado Angeleri y llegó el Flaco Schiavi. Me acuerdo que Alejandro (por Sabella) me llamó aparte y me dijo que me necesitaba que jugara como lateral y le dije que no había ningún problema, pero justo en ese primer partido me rompo. Solamente me perdí uno de cruces frente a Nacional de Montevideo, porque no me tomó la infiltración”.

En tal sentido, aparece la anécdota de “corcho” que Cellay se encarga de contarla. “Me acuerdo que Alejandro en una charla grupal sacó un corcho y hablaba que (Ramón) Aguirre Suárez también había tenido un problema en la rodilla jugando la Copa y que para disimular el dolor frente al contrario mordía un corcho. Entonces se me acerca a mí y me dice ‘esto es para vos, ojalá te vaya tan bien como a Aguirre Suárez’. Me lo coloqué debajo de la media a la altura del tobillo”.

De esta manera como lo llevó el “Negro” Aguirre Suárez, Cellay sintió que el corcho lo debía acompañar hasta el final. Y así fue. “Desde ese momento sentí que tenía que llevar el corcho en todo momento conmigo. Una vez que salimos campeones se me acercaron Claudio Gugnali y Julián Camino. Les dije que vinieran, y les mostré que lo tenía. No lo podían creer. Inclusive lo llamaron a Alejandro y él me hizo una sonrisa cómplice. Era algo que lo sentí y es uno de esos hechos que recordaré toda mi vida”.

Después la charla giró en torno al Mundial de Clubes de Abu Dabi de 2009, donde Estudiantes cayó en la final contra Barcelona. “No lo tomo como una frustración, claro que en el momento de terminar el partido me dio una bronca impresionante, porque jugamos contra quizá el mejor Barcelona de todos los tiempos. Estuvimos tan cerca, pero en mi caso estoy conforme, porque hicimos un partido extraordinario y con maravilloso planteo de Alejandro”, afirmó Cellay que dice que sigue en contacto con sus ex compañeros en particular con Matías Sánchez (“fue mi compañero de pieza en cada concentración, aclaró), Mariano Andújar y la Gata Fernández.

Claro que Cellay tiene devoción por la figura de Alejandro Sabella. “Para mí fue el mejor entrenador que tuve en mi carrera. No solamente en la parte técnica, propiamente dicha, sino también en la faceta persona. Es un maestro con todas las palabras, un ser humano excepcional y le voy a estar eternamente agradecido”, cerró el Samurai, apodo que le puso el uruguayo Juan Manuel Salgueiro.

“En la final, demostramos que fuimos un equipo valiente en la adversidad, tuvimos coraje”

Christian Cellay, Sobre la final copera con Cruzeiro

 

 

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