Descubren la colisión de dos agujeros negros más potente jamás observada y no entienden cómo surgió
| 2 de Septiembre de 2020 | 16:56

Dos detectores, uno ubicado en Europa y otro en Estados Unido, descubren la colisión de dos agujeros negros más potente jamás observada, pero no entienden cómo ha surgido
La señal fue captada el 21 de mayo de 2019 y duró apenas una décima de segundo. Tras más de un año de estudio, el patrón que esta característica vibración produjo en los haces de luz láser de los detectores LIGO, en EE UU, y Virgo, en Italia, ha permitido reconstruir cómo se produjo este fenómeno.
La onda viene de la fusión de dos agujeros negros y sería la mayor captada hasta la fecha, según explican este miércoles en dos estudios los casi 2.000 científicos de 19 países que trabajan con los datos de ambos detectores.
El choque se produjo hace unos 7.000 millones de años (antes que la formación del sistema solar y la Tierra) cuando un agujero negro con una masa 85 veces superior a la de nuestro Sol chocó con otro equivalente a unas 66 estrellas solares.
Lo interesante, asegura el portal de El País, es que con las leyes de la relatividad general en la mano y lo que se conoce de la física de las estrellas este fenómeno es imposible de explicar: o bien hay que cambiar la teoría de evolución estelar o bien los agujeros negros involucrados tienen un origen desconocido y aún misterioso.
Los agujeros negros son objetos tan densos que su fuerza de gravedad atrae cualquier cosa que caiga en sus fauces, incluida la luz, por eso son invisibles. Tras el choque, estos dos monstruos se devoraron uno a otro y formaron un agujero negro con una masa de 142 soles.
El resto de masa se transformó en energía que salió despedida en todas direcciones como la onda expansiva de una bomba que viajó a la velocidad de la luz curvando a su paso el espacio y el tiempo.
Los interferómetros láser de LIGO y Virgo, que funcionan como una red de pescar kilométrica hecha con haces de luz láser capaces de detectar vibraciones en el espacio-tiempo hasta 10.000 veces menores que el diámetro de un átomo, captaron la señal, ya debilitadísima, 7.000 millones de años después.
Toni Font, físico teórico de la Universidad de Valencia y colaborador de Virgo, le aseguró a El País que este descubrimiento en este campo desde que en 2016 se descubriera la primera onda gravitacional.
“Hasta ahora todas las fusiones de agujeros negros y estrellas de neutrones que se habían captado eran sabor vainilla; gustaban a casi todos los físicos porque se correspondían con lo que era de esperar”, indicó.
“Hoy por hoy no estamos preparados para comprender este fenómeno y no podemos responder las muchas preguntas que abre. Lo más interesante es que el resultado de esta fusión es un agujero de 142 masas solares, algo jamás observado y que por ahora tampoco podemos entender”, agregó.
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