El Novichok, un agente neurotóxico altamente peligroso

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Por PAUL RICARD

Columnista de AFP

El Novichok, que sirvió para envenenar al opositor ruso Alexéi Navalny según el gobierno alemán, es un grupo de agentes neurotóxicos rusos altamente peligrosos, vetado en 2019 por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OIAC).

Su concepción por parte de científicos soviéticos se remonta a los años 1970-1980, coincidiendo con las últimas décadas de la Guerra Fría.

El Novichok ya había sido usado en 2018 para envenenar al exespía Serguéi Skripal y a su hija Yulia en Salisbury (Inglaterra).

El Kremlin negó entonces toda responsabilidad y el caso desató una crisis diplomática. Días atrás, Moscú aseguró “no tener ninguna prueba” de un envenenamiento de Navalny.

Como el famoso gas sarín o el VX, el Novichok (”pequeño nuevo”) es de la familia de agentes nerviosos, armas químicas que actúan sobre ese sistema del organismo.

Estas sustancias atacan una enzima llamada acetilcolinesterasa, cuyo rol es crucial porque destruye la acetilcolina, una molécula que actúa sobre la contracción de los músculos.

Cuando el agente nervioso bloquea esta enzima, la acetilcolina se acumula afectando al sistema nervioso: los músculos dejan de ser controlados, lo que provoca espasmos y puede causar la muerte por asfixia.

Los agentes Novichok son “binarios”: “las sustancias que las componen se transportan separadamente y se mezclan para activar el veneno. Es extremadamente tóxico”, explicó el experto británico Richard Parsons.

Estos venenos pueden ser administrados penetrándolos a través de la piel, por inhalación y por ingestión.

En noviembre pasado, la OIAC incluyó el Novichok en su lista de sustancias prohibidas, tras una decisión de sus 193 Estados miembros. Fue la primera actualización de la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas desde su entrada en vigor en 1997.

Para combatir los efectos de los agentes nerviosos, el procedimiento médico clásico consiste en estabilizar las funciones vitales del cuerpo (respiración, ritmo cardíaco).

Paralelamente, hay que administrar atropina al paciente para bloquear los receptores de acetilcolina e impedir su acumulación en el sistema nervioso. Si el tratamiento funciona, el cuerpo evacua la sustancia tóxica y produce de nuevo la enzima. Pero incluso si sobrevive, el paciente envenenado puede sufrir secuelas.

En 2018, Skripal y su hija sobrevivieron tras un tratamiento médico muy pesado. Pero una habitante de la región murió tras rociarse con el contenido de un frasco hallado por su compañero (que logró sobrevivir tras una larga internación) al creer que se trataba de perfume.

Según los investigadores, el frasco sirvió sin duda para enviar el Novichok desde Rusia.

“Es importante determinar cuándo y dónde fue administrado el veneno, para asegurarse de que el agente tóxico ya no está presente en el lugar donde fue diseminado”, según Carter.

En Salisbury, el trabajo de descontaminación finalizó a principios de 2019, casi un año después del envenenamiento de Skripal. La casa del exespía ruso fue uno de los 12 lugares que se limpió con minuciosidad.

La existencia del Novichok fue revelada en los años 1990 por el químico ruso Vil Mirzaianov. Tras trabajar durante casi 30 años para el Instituto de Investigación del Estado para la Química y las Tecnologías Orgánicas, se exilió en EE UU en 1995.

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