"Carmen Vidal, mujer detective": una investigadora adicta a la pizza protagoniza un noir montevideano

La ópera prima de Eva Dans mezcla cine negro y comedia para narrar una historia de crímenes, soledad y bares. Se muestra hoy en el Festival de Cine Latinoamericano de La Plata

En una Montevideo alejada de la mirada turística, “gris, melancólica, con una elegancia desgastada”, Carmen Vidal, detective, pasa los días entre bares, pizzas y crímenes perpetrados desde el poder: “Una reversión del cine negro desde una mirada actual”, la define Eva Dans, directora de “Carmen Vidal, mujer detective”, una de las películas que cierra hoy, desde las 21 en el Cine Eco Select del Centro Cultural Islas Malvinas, el Festival de Cine Latinoamericano de La Plata.

Una reversión del noir en clave de comedia, además: Vidal, como una Lebowski moderna, es una mujer adicta a la pizza, la cerveza y la marihuana, y bien desalineada, producto de los avatares de la vida. “La primera idea fue contar la historia de una mujer detective venida a menos, que pasa los días encerrada, comiendo pizza”, confiesa Dans, en diálogo con EL DIA. Y esa idea se combinó con una imagen: el tanque gasómetro que se erige sobre la rambla de Montevideo, “una estructura icónica, pero nunca se hace nada con eso, está como abandonada”. 

La película, también protagonizada por Dans en el rol de Vidal, fue filmada en su casa, desde donde se ve el tanque: “Lo veía todo el tiempo y me parecía siniestro: me parecía que estaba muy bien para que sea el escenario de un crimen”.

Así se unieron la mujer detective y una serie de femicidios realizados con la connivencia del poder, como tiene que ser en el cine negro, que Vidal, la investigadora solitaria, investiga: “No quise hacer el inverso del cine negro protagonizado por hombres; sí sentí que estaba bueno retomar el cine negro, me gustan esos ambientes, esos personajes, esas historias. La transposición fue natural”, cuenta la directora uruguaya, radicada en Buenos Aires, sobre su ópera prima. “Es una película feminista, pero no fue el punto de partida. Después, algunos elementos aparecieron a consciencia y fue creciendo la perspectiva feminista, pero sin ser explícito”, agrega: no solo el feminismo, sino los tiempos, han cambiado, y necesariamente tenía que hacerlo el noir, entonces. 

No hay condena a la tradición de parte de Dans (“el cine negro nació hace muchos años, y hay cosas que uno no puede juzgar del pasado. Si no, habría que cancelar ‘Lo que el viento se llevó’. Y sí, es re racista, pero es un retrato de ese momento, de esos personajes”, analiza), pero sí cambios a esa tradición: un ejemplo, dice, es la figura clásica de la femme fatale, “un personaje clásico del cine negro, construido desde una visión muy masculina, una mujer que lleva al detective a la perdición… En ese sentido hubo una mirada femenina, que es distinta”. 

También, claro, está la subtrama de femicidios, aunque para Dans “la película es más sobre el personaje, sobre Carmen Vidal, sobre sus subidas y bajadas”. Y las bajadas de Carmen Vidal son verdaderamente épicas, algo que para Dans resulta transgresor porque no es común en el cine ver a una mujer absolutamente derruida: “Hombres sucios, desalineados, hemos visto muchos en el cine. Pero mujeres no tanto. Incluso si uno ve una mujer venida a menos en el cine no está ‘tan’ venida a menos”, afirma la cineasta. “Vivimos en un mundo de imágenes de mujeres tan armadas que cualquier cosa parece transgresora. Es algo que va a ir cambiando a medida que haya más miradas, no solo de las mujeres, de todos, a medida que el cine se haga más amplio”.

Dans, que como actriz formó parte del colectivo teatral Telemando, se divirtió metiéndose en la piel de esta mujer detective en crisis. Utilizó su propia ropa para construir el personaje, incluida la icónica bata de Carmen Vidal, que “usé durante todo el rodaje: la lavé al terminar y salía agua negra”, se ríe. 

Y Carmen Vidal, confiesa, es un poco ella, un poco todos: “Yo trabajo desde casa hace 10 años, y he tenido períodos de freelance que estás así, arruinado. Ahora con la pandemia le tocó a más gente. Me miraba a mí misma y pensaba: ‘Parezco el Dude’”. El Dude, Lebowski, fue una de las principales inspiraciones para el tono de comedia extrañada de la película (aunque el humor asordinado del cine uruguayo también se cuela), y para el personaje; y encajaba perfecto con la decisión de mostrar a Vidal, y al resto de los personajes, sin filtros, ajados por el tiempo y la vida, desgastados. “Es también un tema estético”, dice Dans. “No me gustan los rostros maquillados. Me gusta ver esas caras, esas pieles reales”.

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