Inconsistente en todas las facetas, su precario nivel se advirtió más en la defensa y en el juego asociado

Con el equipo mal, llega un gran desafío para el DT. ¿Qué verá Zielinski de Godoy y de Pasquini? Dejó muy solo a Leandro Díaz

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

Aquella primera derrota como local ante Colón ni por asomo lastimó tanto como la del último lunes. Los “Sabaleros” se llevaron el premio mayor porque tuvieron en “La Pulga” Rodríguez a un hombre iluminado. En cambio, este San Lorenzo inestable y poco confiable se fue de La Plata tocando bocina, mucho más por las enormes carencias de Estudiantes que por sus modestas virtudes.

Este es el primer momento difícil que debe atravesar el ciclo de Zielinsky. No lo conocíamos en la “mala”. Después del partido, realizó una tenue autocrítica y, con énfasis, prefirió dejar claro que le había parecido muy malo el arbitraje de Andrés Merlos. El juez es de los más flojos de primera división, pero, de ningún modo, fue el culpable de la derrota albirroja.

Antes que Merlos, debiera enojarlo que sus dirigidos hayan defendido sin oficio ni convicción (el primer gol de San Lorenzo desnudó ingenuidad y falta de vehemencia en la marca); que con Mauro Díaz y varios habitantes en la mitad del campo (allí hay que contar a Pasquini y a Godoy) fueran incapaces de generar algo de juego asociado; y hasta también podría molestarse consigo mismo por haber dejado tan solo a Leandro Díaz en la línea de ataque. El árbitro no puede ser tema hoy cuando se reencuentren en el Country.

Estudiantes fracasó en todas las líneas. Fue inconsistente en cada faceta y terminó perdiendo con justicia. Después de haber escuchado tantos y tan merecidos elogios en la recta inicial de su trabajo, el “Ruso” ahora tiene por delante el desafío de superar este trance incómodo que ya instaló cierta preocupación.

ESPECIALIZADO EN NADA

Todo lo bueno que había mostrado en las primeras fechas (especialmente orden y dureza que representaban incomodidades para el rival de turno) se ha borroneado demasiado. Ante San Lorenzo se advirtió un equipo especializado en nada. No defendió con solidez, estuvo intrascendente en el mediocampo, fue incapaz de mostrar una chispa creativa en tres cuartos de cancha, y adelante sólo puso en evidencia el huérfano empeño de Leandro Díaz. Así no podía ganar. Ni siquiera empatar. Cuando Marcelo Tinelli gritó el segundo gol, Sebastián Verón sintió, de un modo inconfundible, que la película ya tenía el final anunciado.

LAS BANDAS, DUELEN

Hace rato que tanto Pasquini como Godoy (esta vez, el ex-Lanús por lo menos sirvió dos buenos centros) son puntos flojos reiterados. Lejos de ser implacables en el uno contra uno (función básica del puesto que ocupan), tampoco pesan en el libreto ofensivo. El gol de Godoy en Santiago del Estero fue producto de un obsequio inesperado del arquero de Central Córdoba. ¿Qué dirá Zielinski sobre ellos en la privacidad del cuerpo técnico? ¿Por qué no los cambia? La pregunta flotará en el ambiente hasta el próximo lunes, cuando salga a escena ante Banfield.

Marcar como marcó en los goles que recibió, descansar en la parsimonia de Sánchez Miño, jugar con un solo punta de local, pasar de un tiro de esquina a favor a tocar la pelota hacia atrás, perderla y terminar con David Ayala amonestado, apostar por un Mauro Díaz que no tiene peso en las acciones, seguir penando por los laterales de la defensa... Las fallas han sido varias y quedaron en evidencia.

Tiene once puntos y muchas posibilidades de terminar clasificando entre los cuatro primeros. Para conseguirlo, deberá mejorar bastante.

 

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