Monólogo interior, el gran campo de batalla para sobrellevar la pandemia
Edición Impresa | 25 de Abril de 2021 | 02:40

En este período en que las relaciones sociales y las escapadas se ven restringidas por la necesidad de poner freno al Covid, el tiempo que pasamos con nosotros mismos se ha vuelto mayor. Y con él, también el incesante monólogo interior en que suele caer a lo largo del día nuestro cerebro, un valioso mecanismo para afrontar obstáculos, pero también un temible saboteador cuando no se lo sabe encauzar.
Como explican especialistas en salud mental, nuestros cerebros se hallan en un constante parloteo con nosotros mismos que solo suele acallarse cuando estamos concentrados en alguna actividad. Y si bien es normal que sus mensajes sean tanto positivos como negativos, en tiempos de pandemia resulta especialmente importante estar alerta a ellos para evitar que en lugar de sobrecargarnos de estrés nos ayuden a afrontar mejor la dura realidad que nos toca vivir.
El monólogo interior “tiene muchas funciones diferentes”, explica el médico psiquiatra y especialista en Psiconeuroendocinologia Norberto Abdala al señalar que interviene “en la motivación, en la expresión emocional, en la reflexión sobre el pasado, en proyectar el futuro y en crear realidades alternativas”; y que si bien “a veces es una voz amigable, otras no”.
Todos tenemos a lo largo del día pensamientos positivos y negativos; eso es inevitable
Cuando no son amigables “esos monólogos generan un constante malestar y un importante desgaste orgánico, pero también cambios químicos en el cerebro y alteraciones hormonales que a veces ameritan consultar a un profesional”
“Todos tenemos a lo largo del día pensamientos positivos y negativos; eso es inevitable. El problema se produce cuando tenemos muchos más de los segundos y, por lo tanto, tenemos una visión más pesimista de nosotros mismos o de la realidad”, explica por su parte el psicólogo Fernando Diez.
Y es que, como señala Diez, los pensamientos dejan huella, tienen el poder de influir tanto de una manera sana como o nociva, y lo mismo pueden motivarnos como hundirnos en una depresión. De ahí que si uno quiere mejorar la percepción que tiene sobre sí mismo y la realidad tiene que trabajar sobre su diálogo interior.
UNA AMPLIA VARIEDAD
Aunque existe una amplia variedad de monólogos interiores, los especialistas en salud mental cuentan que hay al menos cuatro de ellos a los que conviene prestar especial atención por lo nocivos que pueden llegar a ser.
Uno de ellos es el monólogo que aparece en ocasiones cuando estamos preocupados por algo. En estos casos, la persona tiene pensamientos en que se enfrenta siempre a lo peor, donde todo resulta una amenaza y ante cualquier hecho las ideas apuntan al peligro y a la adversidad. Eso nos lleva a mantener una actitud vigilante que no nos permite estar serenos o equilibrados por su percepción cercana a la catástrofe.
Los pensamientos dejan huella, pueden tanto motivarnos como hundirnos en una depresión
El monólogo de la autocrítica es otra de las formas a las que conviene prestar atención. En él la persona se juzga y se reprocha a sí misma pasando siempre por alto lo positivo y destacando lo negativo de su accionar. Su principal amenaza consiste en que una autocrítica exagerada puede devastar la autoestima y conducir a una constante insatisfacción.
Un tercer tipo de monólogo interior particularmente pernicioso es el de la victimización. En este casos el sujeto tiende a convencerse que todo lo malo que le ha pasado y le pasa se debe a su mala suerte o a que el mundo está contra él. En consecuencia, nunca alcanza una solución satisfactoria, vive afligido y suele darse por vencido antes que enfrentar un desafío de manera realista.
No menos nocivo resulta el monólogo perfeccionista, que es el que aparece cuando todas las ideas que cruzan por nuestra mente apuntan a hacer más cosas y mejor. Eso conduce a cargarnos de obligaciones, valorar más el deber que el placer y pasar por alto las señales agotamiento físico y estrés.
ALIADO O SABOTEADOR
“Todos llevamos dentro de nuestra cabeza a un entrenador y a un saboteador, la diferencia entre las personas positivas y las negativas está en que estas últimas escuchan al saboteador y las primeras le contestan. Es por eso que resulta necesario cuestionar nuestro diálogo interior cuando éste se vuelve contra nosotros”, afirma Juan Manuel Quelle, quien se especializa en desarrollo personal.
“La mejor forma de neutralizar este diálogo dañino es cuestionar al saboteador, contestarle. ¿De verdad siempre me sale mal?, ¿seguro que nunca acierto? Cuando uno realiza este cuestionamiento enseguida se da cuenta de que no es así, nadie se equivoca siempre como tampoco nadie acierta siempre, porque no equivocarse nunca es no tomar decisiones y eso no es vivir”.
Los monólogos nocivos pueden hasta generar cambios químicos en el cerebro
Como sostiene Quelle, “hay tres pasos que convierten el pensamiento negativo en positivo: aterrizar el pensamiento, cuestionarlo y positivarlo. La mayoría de las veces que tenemos una sensación negativa tiene su origen en un pensamiento, lo que sucede es que pocas veces somos capaces de identificarlo con claridad, así que lo mejor es detenerse unos minutos a escribirlo, esto hace que se tome consciencia del pensamiento exacto que provoca esa sensación”.
“Una vez identificado hay que cuestionarlo eligiendo bien las preguntas para dejarlo sin efecto. Y por último es necesario llevarlo a lo positivo. Por ejemplo, si el pensamiento es ´todo me sale mal´, la pregunta sería ¿seguro que todo? y para positivarlo basta con traer a la mente la última vez que uno acertó con una decisión”
Para que nuestros monólogos interiores no terminen condicionando nuestros estados de ánimo, “lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de qué tipo de monólogos tenemos. Hay algunos autores que incluso aconsejan anotar los pensamientos para reconocer su contenido. Es muy importante determinar ese pensamiento, diseccionarlo para neutralizar su efecto”, coincide en señalar Diez.
Lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de qué tipo de monólogos tenemos
“Tampoco hay que autoengañarse –aclara el psicólogo-. Cuando hacemos las cosas mal debemos ser conscientes de que nos hemos equivocado. Pero en todo caso no debemos estar martirizándonos o concentrándonos sólo en las cosas negativas”, ya que “llenar la cabeza con pensamientos negativos y tiene consecuencias psicológicas que condicionan nuestra forma de vivir”.
Si bien los especialistas reconocen que cuando uno tiende a ser pesimista el hecho de trabajar su diálogo interior no va a convertirlo de un día para otro en una persona optimista, aun así es importante ejercitar la conciencia sobre cómo incide en nuestro estado emocional. Y es que esa práctica ayuda a volvernos con el tiempo menos autocríticos y aceptarnos más a nosotros mismos, una actitud que tiene probados beneficios sobre nuestra salud.
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