Cuanto dolor, Pocho querido

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Por RODRIGO CHAGARAY

rchagaray@eldia.com

La noticia se fue madurando en los últimos días y finalmente el enorme Héctor Silva se rindió ante ese enemigo invisible que es el COVID-19, dejando tras de sí un legado tremendo que solidificó las bases mismas del rugby argentino.

Aún en los oídos de este cronista resuenan esas palabras: “tranquilo Chagaray, en unos días me voy de acá y hacemos una nota” y le creí, como siempre. “Hay que estar preparado siempre, porque la vida te da palos y palos… y si es así, hay que hacerle frente sin chistar”, me dijo como habíamos hablado en una de las tantas notas que hicimos durante los últimos 25 años; en su casa, en Los Tilos, en la cancha de Vélez, en fin, en cualquier lugar, dónde se jugara al rugby. Eso que en definitiva era sinónimo de la palabra Pochola.

Es difícil escribir estas líneas cuando además del interés periodístico, hay en el medio un gran sentimiento de respeto, admiración, mezclado con dolor gigante. Enorme. Pero él hubiera querido que escribiéramos todo lo que El Día les está contando a sus lectores, no nos hubiera dejado hacer algo en sentido contrario.

“Hay que estar siempre preparados porque la vida te da palos y palos”

 

Él me habría “empujado a acariciar” las teclas de mi teclado para que traslade lo que tristemente sucedió ayer. Hasta oigo su vozarrón y logro ver su porte elegante en el Hipódromo en el último “Dardo Rocha” que presenciamos juntos, al cual me invitó al palco oficial para mostrarme un ambiente totalmente ajeno para mí; “Vení, seguíme, que te vas a divertir y lo vas a ver en un lugar tremendo”. Hasta me sentí un ratito Hugo Porta, ese joven jugador de Banco Nación que el día que debutó con la camiseta de Los Pumas, estaba tan nervioso, que el gran Pochola lo vio y le dijo: “Vení nene, vos ponéte atrás de Papá, que no te va a pasar nada”. Ese era Pocho. El rugby te va a extrañar. Yo te voy a extrañar querido Pocho. Buena gira.

 

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