La postergación de la maternidad y el congelamiento de óvulos
Edición Impresa | 27 de Junio de 2021 | 04:29

La incertidumbre que generó en todos la aparición del coronavirus viene provocando, desde hace ya más de un año, distintos cambios en la sociedad. Y uno de ellos se da en la maternidad, una instancia que muchas mujeres, justamente a causa de esa incertidumbre, decidió postergar. La decisión de traer un hijo al mundo en plena pandemia, la falta de información sobre los efectos futuros del virus y, en lineas generales el temor, ayudó a esa postergación. Pero como el reloj biológico de las mujeres no se detiene, y ante la posibilidad de una pérdida de fertilidad a partir de determinada edad, muchas acuden al congelamiento de óvulos, algo que, según especialistas en la materia, ha aumentado más del 60 por ciento desde el comienzo de la pandemia.
La vitrificación o criopreservación de óvulos por maternidad diferida es una técnica de reproducción asistida que permite preservar la fertilidad.
Sergio Pasqualini, médico ginecólogo especialista en la materia, señala que al descongelar el óvulo vitrificado se presentan las mismas posibilidades para llevar adelante la maternidad que las que se tenían con el óvulo previo a la vitrificación. “El éxito de mañana radica en tener los óvulos congelados para lograr un embarazo natural”, explica.
Si se compara el primer cuatrimestre de 2021 con el primer cuatrimestre de 2020, el número de consultas y procedimientos de criopreservación de óvulos aumentó en forma exponencial, más del 60 por ciento. Según se señala en estas entidades, se emiten entre 8 y 10 presupuestos diarios, y los procedimientos se concretan en un 80 por ciento.
“Esto está sucediendo por varios motivos -explica Laura Elberger, médica ginecóloga especialista y miembro de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER)- por ejemplo influyeron el mayor acceso a la información a través de los medios de comunicación y la concientización de parte de quienes somos profesionales en la materia, sobre la existencia del “reloj biológico” en las mujeres, es decir que después de los 35 años empieza a bajar la cantidad y calidad de los óvulos, y aunque si bien la forma del descenso es particular en cada mujer, lo ideal es congelarlos antes de esa edad”.
“Por lo general -señala el doctor Patricio Rosas- las pacientes que consultan tienen un perfil definido, son profesionales, informadas e independientes, y la edad promedio de consulta ronda entre los 36 y los 41 años”.
Para Elberger, en tanto, la franja etaria “puede ir desde los 28 hasta los 42 años, aunque concurren más mujeres de entre 32 y 37, quienes por motivos laborales y/o personales tienen pensado diferir su maternidad”, mientras que para el doctor Pasqualini “la edad de la paciente fue bajando, pero 35 es el promedio. Si bien el deseo de postergar la maternidad es una causa de consulta que se mantiene desde hace varios años, hoy se tiene mayor conocimiento de que la técnica da buenos resultados, y la pandemia fue esa gotita que rebasó el vaso”.
En cuanto a los costos de los tratamientos, estos se componen por la medicación empleada para la estimulación ovárica, el monitoreo de la paciente durante la estimulación, el proceso de extracción de óvulos, y el trabajo del laboratorio para su congelación, con precios que si bien resultan variables, rondan los 250.000 pesos, con un valor fijo de mantenimiento anual, además, que cuesta alrededor de 30.000 pesos.
CóMO SE REALIZA
El tratamiento de estimulación con distintas hormonas dura un ciclo de 15 días, y los especialistas señalan que los estudios para evaluar la reserva ovárica (exámenes hormonales en sangre, ecografía transvaginal para descartar cualquier anomalía o patología) son muy importantes, no solo para diagramar un esquema de estímulo apropiado, sino también para estimar la posibilidad de respuesta.
El procedimiento comienza con medicación hormonal para estimular la formación de óvulos durante un período que es variable pero que, por lo general, dura entre 10 y 12 días, donde se aplican inyecciones subcutáneas.
“Durante ese plazo -explica la también especialista Romina Pesce- la paciente es monitorizada ecográficamente y con determinaciones hormonales. También, evaluamos su respuesta y progreso en número y tamaño de ovocitos desarrollados, y una vez que están en condiciones, se programa su extracción”.
Posteriormente, se programa el día de la intervención para extraer los óvulos, a través de una técnica mínimamente invasiva.
El doctor Pasqualini lo describe al señalar que “se realiza por una punción bajo control ecográfico en el quirófano del centro de fertilidad, bajo sedación, y dura aproximadamente 15 minutos. El líquido folicular se envía al laboratorio de embriología, donde los biólogos a cargo lo examinan, separan los óvulos (ovocitos) y los congelan, y la paciente puede retirarse caminando”.
La tarea finaliza con el acondicionamiento de los óvulos y su preparación para ser vitrificados en viales, que se sumergen en nitrógeno líquido a menos de 196 grados C (conocido como método Cryotop), por tiempo indeterminado, ya que no tienen vencimiento.
Estos procedimientos, sin embargo, tampoco quitan la posibilidad de ser madre natural.
“Al contrario -señala el doctor Elberger- la reserva ovárica en forma natural se va perdiendo constantemente en las mujeres a medida que pasan los años, ya que en cada ciclo menstrual hay muchos óvulos que se pierden. En un ciclo de estimulación para congelar óvulos se “rescata” gran parte de ese pool de óvulos que, de otro modo, se hubieran perdido naturalmente. Congelar óvulos de ninguna manera ‘resta’ fertilidad a esa mujer, sino que la preserva”.
Por otra parte, la tasa de embarazo con embriones formados de óvulos de mujeres de 35 años o menos ronda un 40-50% por cada transferencia embrionaria, un porcentaje que baja significativamente luego de esta edad, siendo del orden del 30-20 por ciento entre los 36 y 39 años, y menos del 10 por ciento a partir de los 40 años, por lo que la edad al momento de realizar el procedimiento resulta clave.
“Si la mujer tiene 35 años o menos - ilustra Elberger - va a tener excelentes posibilidades. Si tiene entre 36 y 38, buenas oportunidades, pero a partir de los 39 disminuyen año tras año en forma más marcada”.
“Por lo general las pacientes son profesionales, informadas e independientes”
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