Dos proyectos distintos, la pulseada en el ballotage

La economía, las relaciones con el mundo y la seguridad son algunos de los temas que diferencian a los candidatos a la Presidencia

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Aunque Lula y Jair Bolsonaro centraron sus campañas principalmente en ataques mutuos, la economía, el medio ambiente, las relaciones con el mundo y la seguridad son algunos de los puntos que abordan en sus programas de gobierno y que estarán en pugna en la segunda vuelta del próximo domingo 30 de octubre.

Actualmente, más de 33 millones de brasileños pasan hambre y 9,9 millones están desempleados en Brasil, país de 213 millones de habitantes.

El principal caballo de batalla de Bolsonaro para combatir esto es el programa de transferencia de dinero Auxilio Brasil, una reformulación del Bolsa Familia creado bajo la administración Lula (2003-2010), aumentado a 400 reales mensuales (77 dólares) durante la pandemia y a 600 reales (115 dólares) este año.

Su programa menciona como prioridad la generación de empleos, especialmente para jóvenes y mujeres, y cita la “libertad económica” como promotora del bienestar social.

El candidato ultraderechista promete eximir del impuesto a la renta a quienes ganen hasta cinco salarios mínimos y mejorar la infraestructura en las regiones menos desarrolladas, además de ampliar el proceso de privatizaciones.

Lula, por su parte, promete lanzar un Bolsa Familia “renovado y ampliado”, agregando a los 600 reales mensuales otros 150 (28 dólares) por cada hijo menor de seis años.

Su propuesta económica tiene como pilares la inversión pública y la mejora del salario mínimo (1.212 reales, 236 dólares) para restaurar el poder adquisitivo de los brasileños frente a la elevada inflación.

El líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT) también se plantea implementar una reforma tributaria “para que los pobres paguen menos y los ricos paguen más”.

Lula ha dicho que trazará un plan para reducir el endeudamiento que afecta a casi el 70 por ciento de las familias brasileñas. Asimismo, propone una nueva legislación laboral “para ampliar la protección social”, revirtiendo los “retrocesos” de una reforma de 2017.

Blanco de fuertes críticas internacionales, la política ambiental de Bolsonaro prevé continuar con las operaciones militares “Verde Brasil” y “Guardianes del Bioma”, criticadas por ambientalistas por su alto costo y baja eficacia para combatir la deforestación, los incendios y la criminalidad en la Amazonia.

En tanto, Lula promete combatir frontalmente la minería ilegal, los incendios y la deforestación en la selva amazónica, fortaleciendo los órganos de preservación y control, debilitados durante la gestión de Bolsonaro.

En cuanto a las relaciones internacionales, Lula apunta a “recuperar” el protagonismo global de Brasil con una política externa “activa y altiva”, ampliando acuerdos comerciales internacionales y retomando la cooperación “sur-sur” con América latina y África, así como el fortalecimiento del Mercosur, la Unasur, la Celac y y el Brics.

Bolsonaro, por su parte, defiende nuevos acuerdos “bilaterales” y “multilaterales” para atraer inversiones, capital y fortalecer los lazos con los países industrializados.

En materia de seguridad, Bolsonaro promete más inversión en seguridad pública. También defiende un mayor acceso a las armas, para ampliar “el derecho fundamental a la legítima defensa y la libertad individual”.

Lula, en cambio, dice que es necesaria una “nueva política sobre drogas” que priviilegie la “investigación” y la “inteligencia” para desarticular las bandas criminales.

 

 

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