Las filas de Lula, entre la frustración y la esperanza

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Frustración, pero sin perder la esperanza. Los resultados de las elecciones del domingo en Brasil cayeron como un balde de agua de fría entre los simpatizantes del exmandatario Lula da Silva, que, sin embargo, se resisten a pensar en una derrota frente al presidente Jair Bolsonaro.

Las banderas apenas ondeaban en la Avenida Paulista de San Pablo, cuando entrada la noche del domingo se certificó que el líder izquierdista disputará la Presidencia de Brasil con el actual jefe de Estado en una segunda vuelta prevista para el 30 de octubre.

Los días previos a los comicios la moral estaba por las nubes en las filas lulistas. Había razones para eso. Varias encuestas pronosticaban un triunfo de Lula con más del 50 por ciento de los votos válidos y, por tanto, sin necesidad del ballotage.

La realidad fue otra. Lula obtuvo el 48,4 por ciento de los votos frente al 43,2 por ciento logrado por Bolsonaro. Las expectativas eran tan altas que ayer en la icónica avenida del centro de San Pablo, la ciudad más poblada de Brasil, había hasta cierto desánimo y hubo incluso algunos que decidieron volver a casa antes de tiempo.

Ese clima pesimista se esfumó en el momento en que Lula, de 76 años, se subió al camión estacionado a los pies del Museo de Arte de San Pablo (MASP) para arengar a las masas con toda una tropa de aliados, entre ellos, su inseparable esposa, Rosângela da Silva, conocida como Janja.

“Tengo certeza absoluta de que la justicia divina hará que ganemos las elecciones para recuperar la dignidad del pueblo brasileño”, exclamó el expresidente, que gobernó el país entre 2003 y 2010, ante unos pocos centenares de seguidores y en medio de un amplio dispositivo policial.

También estuvo presente Dilma Rousseff (2011-2016), de las más coreadas. La expresidenta fue taxativa: “Juntos derrotaremos a este bárbaro que está en la Presidencia de la República”. Lula recordó además que él nunca ganó en primera vuelta y, en tono de broma, dijo que el destino “quiere hacerle trabajar un poco más”.

“Pensaba que podría tomarme unos días de luna de miel con Janja (con la que se casó hace pocos meses), pero ya tenemos que estar de nuevo en la calle. No hay descanso”, expresó el aspirante de un amplio frente liderado por el Partido de los Trabajadores (PT).

 

 

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