El agua no apta para el consumo en Gonnet y un calvario sin fin

Los usuarios la detectaron demasiado salada en 2013. Con varios análisis, se comprobó que no era potable. Nunca se solucionó

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Todos los días, a las 10.30 y a las 14.30, puntualmente, un camión estaciona frente al acceso de la Delegación Municipal de Gonnet y empieza a descargar bidones de agua potable. Lo espera una fila que por la mañana puede alcanzar a más de 100 personas y por la tarde un poco menos, pero que nunca baja de 50. Este “ritual” vecinal se cumple para conseguir lo que se llama el “vital elemento”, pues sin él es impensable la existencia. Va a cumplirse el año próximo una década del colapso de la calidad del agua en esa localidad (incluida Villa Castells), en barrios donde parece no faltar nada, salvo el agua para ingerir, cocinar y tomar unos mates o alguna infusión. Y todavía esos usuarios de Absa no consiguen proveerse desde las canillas de sus hogares.

En el medio, entre 2013 y este presente, hubo un sinfín de protestas, reclamos colectivos efectuados a Absa, muestras analizadas de manera oficial (en la misma firma de distribución del servicio y el Instituto Biológico), demandas judiciales, presentaciones en diferentes organismos, la promesa de la empresa de emprender una obra que diera solución a la deficiente calidad de agua, el inicio de esos trabajos e incluso la inauguración de algunos tramos del acueducto que nunca funcionó.

En los últimos 9 años, los vecinos realizaron protestas y hasta una demanda judicial

“El suministro que recibimos sigue siendo intomable; ni siquiera lo podemos consumir hervido, por eso venimos a buscar los bidones todos los días”, recalcó Claudio Hernández, vecino de 16 bis y 494, mientras esperaba la llegada del camión repartidor de agua en la puerta del centro comunal sitiado en 495 y 15 bis. Y subrayó, además, otra de las consecuencias serias que le trajeron tantos años de agua en malas condiciones: “por el sarro que arrastra, me tapó todas las cañerías; tuve que hacer a nuevo la instalación y tengo que cambiar una vez por año el termotanque”, añadió.

En su caso, Laura Fanelli, vecina de la calle 496 y 25, asiste casi a diario a buscar los bidones con agua potable. Hipertensa, cuando descubrió el alto nivel de salinidad que contenía el agua de su domicilio dejó automáticamente de consumirla y como entonces Absa ni siquiera se hacía cargo de brindar un sucedáneo se vio obligada durante un tiempo a comprar agua envasada. “Ni mate se puede tomar con lo que sale de las canillas y un bidón comprado cuesta como 400 pesos; en mi casa somos tres, así que tampoco nos duran tanto los dos bidones que retiramos por vez”, dijo la mujer.

A la mañana entrega bidones Absa; a la tarde, una empresa embotelladora

Dos veces por semana va a la “cita” Mariel Deferrari, de la calle 18 entre 504 y 505. También, como el resto de los vecinos de la zona, hace años que no usa el agua del servicio de Absa, “salvo para la limpieza”, aclaró.

El sistema de reparto funciona así: en el horario de la mañana Absa entrega dos bidones de 6 litros por persona y en el de la tarde es una empresa embotelladora de la zona la que realiza la distribución de un par de envases de 8 litros cada uno. Los días de lluvia, que concurren menos vecinos, en los dos turnos se estiran un poco más con la cantidad de agua que suministran.

Según señalaron los vecinos, la zona afectada es tan extensa que abarca desde la Autopista a la avenida 131 y de 506 a 486.

“El año que viene celebramos los diez años de agua intomable”, recordó Hernández, quien calcula que lleva 260 horas de cola. “Once días de mis vacaciones gastados en venir a buscar agua”, agregó irónico.

Marcelo Peña es el abogado que lleva adelante las causas judiciales que decidieron encarar algunos de los vecinos. El letrado inició oportunamente acciones por “desobediencia” contra las autoridades de Absa. “Se les exige que cumplimenten las medidas preventivas sin perjuicio del abastecimiento de agua como corresponde, es decir, que resuelvan definitivamente la mecánica del servicio público”, explicó.

Según aclaró Peña, a partir de reclamos planteados por distintas asociaciones se registró una mejora en el abastecimiento del agua, “pero no así la reparación de los caños, porque hicieron un trabajo de parches, algo de poca durabilidad y nada de mantenimiento”.

 

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