De la amenaza con otra cumbre a la Casa Blanca

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Las idas y vueltas en la política exterior del gobierno de Alberto Fernández no dejan de sorprender a los analistas. El Presidente extiró hasta ayer una definición sobre su participación o no en la Cumbre de las Américas convocada por la potencia del Norte. Pero después de sus cuestionamientos públicos contra la decisión de Estados Unidos de excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela, ayer no sólo se anunció su viaje a Los Angeles sino también un cita para julio con el presidente Joe Biden, con quien mantuvo una charla de más de 20 minutos).

Hace un mes, Fernández, en su calidad de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), había exhortado a los organizadores de la Cumbre “a evitar exclusiones que impidan que todas las voces del hemisferio dialoguen y sean escuchadas”.

Cuba, Nicaragua y Venezuela los tres países que alinea, sobre todo el kirchnerismo- fueron excluidos de la cumbre que se desarrollará del 6 al 10 de junio en Los Angeles.

Incluso, el presidente argentino había propuesto armar una “contracumbre” -como aquella que se armó en nuestro país contra EE UU cuando gobernaba George Bush (h) y de la que participaron Néstor Kirchner, Fidel Castro, Hugo Chávez y hasta Diego Maradona- en el propio territorio estadounidense.

Sin embargo, el jueves pasado el Presidente recibió a Christopher Dodd, asesor especial del Gobierno de EE UU para la IX Cumbre de las Américas. Tras ese encuentro, Dodd enfatizó la” fortaleza” de la relación con Argentina, construida sobre el “compromiso compartido con la democracia, los derechos humanos y la prosperidad económica” y se mostró “esperanzado” con una participación “activa” de Fernández en la cumbre.

 

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