El severo recambio lo alejó del triunfo y lo mostró impreciso

Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

A mitad de camino de todo y sabiendo que el trámite del partido nunca le permitió perfilarse para ganar, Estudiantes regresó de Vicente López rescatando únicamente el punto que lo mantiene expectante en su búsqueda por clasificar a la próxima edición de la Copa Libertadores de América.

Tan lejos de haber sido una maravilla, como de haber jugado en un nivel paupérrimo, el León del Ruso, afectado por un recambio obligado, sintió las ausencias de varios hombres importantes.

Es una realidad que Rollheiser, Heredia, Nehuén Paz, el uruguayo Méndez, Mateo Pellegrino y hasta el mismo Luciano Lollo no son, todavía, refuerzos que le hayan brindado al equipo un crecimiento palpable.

Prometen bastante más de lo que terminan entregando. Ninguno es titular indiscutido. Nadie recibe la aprobación contundente de los hinchas. Y, por todo eso, el nivel general de rendimiento continúa en deuda. El Pincha no consigue seducir desde el juego que realiza. Lo ha hecho sí desde la sumatoria de puntos en el contexto de un ciclo que parece caminar, inexorablemente, en busca de su punto final.

CAMBIÓ EL DIBUJO TÁCTICO POR LA INSEGURIDAD EN SU ÚLTIMA LÍNEA

Incómodo en varios momentos, especialmente cuando Platense lo atacaba corriendo y poniendo muchos hombres en su campo, el León del Ruso no terminaba de definir su identidad en la pizarra que había diagramado en City Bell

Empezó con Morel formando parte de la línea de tres/cinco defensores. Al ver que sufría, el paraguayo pasó a jugar al lado de Zuqui, y en la parte final regresó a la última línea. Dichos vaivenes no hicieron otra cosa que diagnosticar, con exactitud, su falta de solidez delante de Mariano Andújar.

En ataque tampoco se mostró como necesitaba. Boselli, sin cómplice para pelear arriba, en varias oportunidades cayó en las redes de la impotencia.

Si Mauro Zárate se hubiera mostrado menos egoísta y con mayor precisión en sus disparos, otra podría haber sido la historia.

Sin el Loco Díaz, ni Piatti, ni el Corcho (más la salida de Rogel), Estudiantes lució desdibujado

CINCO CAMBIOS PARA QUE NADA SE MODIFIQUE DRÁSTICAMENTE

Las modificaciones que fue realizando Zielinski no movieron la aguja. Fue sólo un cambio de apellidos en la planilla administrativa y nada sustancial en la trama de la pulseada.

Con una derrota todo hubiera sido más oscuro; por eso, el punto frena, en parte, la catarata de críticas por una propuesta difusa en los contornos de su apuesta.

De aquí hasta el final del torneo, cada vez que no consiga quedarse con los tres puntos de cada fecha, el escenario será similar.

Se sabe la fuerza sanadora que lleva implícita cada victoria. Sin triunfos, se corre el telón y queda expuesta una identidad que, últimamente, se ha borroneado bastante. Este ciclo tiene puesta la fecha de vencimiento. Esa es la única certeza.